Tribuna

Encrucijada para el Valle de San Millán

A mayores servicios menor desapego de la población en el medio rural

José Manuel Reinares Llanos

Autor del libro 'San Millán de la Cogolla, 50 años de historia en el siglo XX (1901-1950)'

Martes, 11 de noviembre 2025, 21:33

Hace hoy justamente 28 años se publicó en esta misma sección el artículo de opinión 'Oportunidad histórica para San Millán', firmado por el mismo que ... éste suscribe. En él, con ocasión y casi probable reconocimiento por la Unesco de Suso y Yuso como Patrimonio de la Humanidad, logrado el 5 de diciembre de 1997, abogaba por que se diera un impulso y toque de atención definitivos al entorno de los mismos. No sólo al imprescindible cuidado y mejora de los monasterios, sino al pueblo de San Millán y, por extensión, al resto de pueblos del valle (Berceo y Estollo), en aspectos como las comunicaciones, los servicios públicos, la ayuda a emprendedores o negocios relacionados con el terreno, el medio ambiente, etcétera.

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Mucho ha llovido desde entonces. Los monasterios y su entorno, obviamente, han mejorado. La afluencia de visitantes ha sido mayor, sobre todo al principio; hay más negocios hosteleros y hoteleros en torno a Yuso; el Gobierno de La Rioja construyó dos aparcamientos y ha adecuado un ala del monasterio para el centro internacional de investigación de la Lengua Española (Cilengua) y se ha organizado en torno al Valle de la Lengua (que comprende desde Nájera a San Millán y desde Villar de Torre hasta Tobía) programas culturales muy interesantes como Voces del Valle de la Lengua y Escenario Vivo, continuando éste actualmente.

Pero la realidad es que, en estos casi 28 años del reconocimiento de la Unesco, el Valle de San Millán no ha visto mejorados sus servicios públicos, la calidad de vida de sus habitantes, la estabilización y aumento de la población (San Millán tiene ahora 215 habitantes frente a los 276 que tenía en 1997, y Berceo y Estollo siguen la misma tendencia), la vivienda que sea accesible o inversiones para su desarrollo. En otras palabras, la lluvia de millones para el Valle de la Lengua que prometía en marzo de 2023 el Gobierno de La Rioja no se ha visto, ni se le espera.

Y esa realidad ha variado muy poco. Otra cosa son las expectativas de futuro que existen, por ejemplo en el pueblo de San Millán, que es el mío de nacimiento y por lo tanto el que más conozco. En este sentido, se está avanzando de forma notable en dotar al pueblo de servicios públicos, entre otros el programa de animación socio-cultural que funciona desde hace unos años; la Ciberteca Verástegui; el salón de usos múltiples, la recuperación y arreglo de viales y fuentes públicas, así como de caminos rurales; la dotación de un albergue (en construcción) con 60 plazas, además de bar, restaurante, sala de usos múltiples, cajero 24 horas y aparcamiento público; la recuperación para uso turístico de la Ferrería en Lugar del Río o la dotación de un salón social en este enclave.

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Además, están surgiendo desde hace unos años nuevos emprendimientos muy destacados para el ocio y la cultura. Es el caso de Ediciones Emilianenses, Museo de la harina con bar, restaurante y casa rural, el bar Tentempié y Demanda Aventura, que completan la oferta existente con anterioridad (farmacia, varias casas rurales, dos carnicerías-tiendas, el bar en el centro del pueblo, estanco y tienda de souvenirs, dos restaurantes-bares y la Hostería).

Hoy, día 12 de noviembre, festividad de San Millán, presentamos el libro en el Centro Riojano de Madrid, pues conocer el relato histórico en el pasado debe servir para entender o mejorar el presente y, así, la sociedad emilianense del primer tercio del siglo XX estaba muy bien estructurada y organizada, ya que la actividad municipal era muy intensa y extensa. Creían en el asociacionismo, incluso entre los tres pueblos (Junta de Fomento agrícola y de defensa de los intereses del Valle de San Millán, Comunidad de labradores del Valle de San Millán y Junta de informaciones agrícolas) como forma de avanzar en la mejora de dichos pueblos mediante proyectos comunes; así como en la solidaridad con los más necesitados, como era la institución municipal del Pósito o granero público y la ayuda del ayuntamiento a las familias declaradas pobres.

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En consecuencia, la encrucijada actual para los pueblos del valle, en su acepción de momento decisivo o coyuntura crítica, entiendo que está en seguir dotando a la población de más servicios públicos y avanzar en solucionar las carencias que hemos descrito anteriormente. Y es que, estoy convencido que a mayores servicios, menor desapego de la población en el medio rural.

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