Irresponsables
LA PLAZUELA PERDIDA ·
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Miércoles, 28 de julio 2021, 02:00
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Ultimamente he leído y escuchado a algunos tertulianos de televisión y escritores decir que no echemos la culpa de la quinta ola de la pandemia a los jóvenes, que no son los culpables y no hay que demonizar a nadie. Lo siento, pero no estoy de acuerdo. Salvando a los jóvenes responsables, que los hay, pues en la viña del Padre hay de todo, creo que existe mucho joven culpable de irresponsabilidad y también algunos padres y personas no tan jóvenes. Dejemos de poner paños calientes a una generación que no se caracteriza precisamente por su responsabilidad, especialmente si ha de contrariar sus impulsos y deseos, salvando, como he dicho antes, a los justos, que, sin duda, serán más que los que buscaba Lot en la pervertida Sodoma.
Después de treinta y cinco años trabajando en la enseñanza con adolescentes, pensé que los institutos de Secundaria iban a ser focos de contagios, dada la forma que tienen de relacionarse los jóvenes. Sin embargo, reconozco que me equivoqué. El gran trabajo de organización y el esfuerzo de los profesores hicieron que los centros de enseñanza fuesen un lugar seguro en plena pandemia, pero, ¡ay!, llegaron las temidas vacaciones y todo se torció –puede que también hayan influido las palabras del presidente Sánchez, cuando relajó las medidas y dijo que era hora de disfrutar–, pero creo que los principales culpables son los jóvenes.
Basta observar, cuando uno pasea por cualquier parque, cómo casi todos los jubilados llevan su mascarilla, mientras muchos jóvenes no suelen guardar la distancia ni la llevan. Y, como para prueba bien vale un botón, valga el siguiente ejemplo. A un jovencito de una ciudad cercana lo confinan por contacto estrecho con un positivo, pero sus padres lo llevan de fin de semana a uno de nuestros pueblos riojanos; el muchacho –¡cómo se va a quedar en casa, mientras sus amigos se divierten!– sale con la cuadrilla de amigos. Al día siguiente se encuentra mal y resulta positivo en COVID. Resultado: todos los amigos confinados. ¿Dónde está la responsabilidad de este joven y la de su familia?
Creo que, viendo lo que vemos constantemente, está bien clara la incapacidad, de buena parte de los jóvenes, para abandonar motu proprio sus costumbres ociosas, aunque con su actitud llegue el diluvio. No los justifiquemos más. La pregunta sería por qué adoptan estas actitudes tan insolidarias y de quién es la culpa: ¿padres?, ¿sistema educativo?, ¿falta de disciplina?, ¿política?... Pero esto es otra historia. Digna de estudio.
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