Mis cuatro hermanos y yo tenemos un grupo de WhatsApp que se llama Los Patillos. Es un invento estupendo que nos sirve para estar informados ... y para dibujarnos una sonrisa en la cara. Cada mes comparto esta columna y sobre la última, mi hermano Esteban comentó que le gustaba pero que él no salía, así que para que no se enfade hoy lo tomo como punto de partida.
Resulta que hace años fue noticia la boda de Espartaco con Patricia Rato (ahora ya están separados pero eso da igual) y que la familia de ella no había asistido a la ceremonia por considerar al torero de rango inferior. El caso es que entonces yo establecí un paralelismo con mi hermano, porque en su momento también la familia de su novia debió considerar que no estaban al mismo nivel. Digo que debió considerar porque nunca se pronunciaron ni se opusieron y aceptaron de buen grado la decisión de mi cuñada. A lo largo de los años nos hemos reunido con frecuencia en bautizos y comuniones, porque han tenido cinco maravillosos hijos y el trato ha sido siempre cordial y afectuoso. Una vez, mi sobrino mayor, el cuarto Esteban Valverde, dando una vuelta por el barrio obrero en el que nacimos me preguntó por estas distancias sociales. No me anduve por las ramas y le expliqué que nosotros éramos pobres y su madre pertenecía a una familia rica. Aunque los dos habían hecho algo importante: su padre había superado su pobreza porque ahora era un abogado que se ganaba bastante bien la vida y su madre había superado su riqueza, ya que había estudiado para ser profesora y no se le había pasado por la imaginación vivir de las rentas.
Esto me hace pensar en algo que no me entra en la cabeza y es que personas millonarias y poderosas como Rodrigo Rato sean incapaces de disfrutar de sus privilegios. Por supuesto tampoco entiendo el caso de Urdangarín o del propio rey emérito, con lo bien que podían vivir, rodeados de reverencias, banquetes y yates. Quizá lo que ocurre es que no han podido superar su riqueza, como yo le decía a mi sobrino y por eso acaban en la cárcel o en el exilio
No tengo nada en contra de la gente con dinero ni creo que deba culparse a nadie por haber nacido en una familia acaudalada, pero sí estoy en contra de que algunos jueces sean benevolentes con los poderosos.
Es lo que pienso que ha ocurrido con el caso Bankia. No me parece justo que Rodrigo Rato haya sido absuelto por la Audiencia Nacional. Él y otros directivos estaban acusados de delito de estafa a inversores y falsedad contable. Si no recuerdo mal, la entidad colocó 3.000 millones de euros entre inversores a 3,75 euros la acción. Un año después apenas valían unos céntimos. Los pequeños ahorradores se quedaron sin nada. Eso sin olvidar las pérdidas que ocasionó la operación y el rescate público de 22.000 millones de euros a cargo de los contribuyentes españoles.
Esta es mi opinión y si Rodrigo Rato se querella contra mí, estoy segura de que mi hermano me defendería. Y dicho sea de paso hoy no se quejará de que no sale.
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