Epifanías

Ideologías S. A.

Viernes, 24 de octubre 2025, 22:30

Todas las ideologías comparten las mismas señas de identidad, la misma estructura fundamental. Todas poseen una dimensión seductora; todas aspiran a convertirse en movimientos de ... masas; todas tratan de convencernos de que sus propuestas, sobre todo las dedicadas a organizar la convivencia, el trabajo, la educación y la economía nos harán mejores o, en su defecto, más felices. Si vivimos aferrados a la tradición, a los valores heredados, si obedecemos sin rechistar las órdenes emanadas de nuestros superiores jerárquicos, si nos rendimos al poder y la autoridad que emanan del líder absoluto... seremos más felices. Si, por el contrario, lo hacemos sintiéndonos especialmente unidos a los que hablan nuestro idioma, practican nuestras costumbres y creen en la existencia de un espíritu colectivo que nos diferencia del que poseen nuestros vecinos... también alcanzaremos el mismo objetivo. O si organizamos el trabajo, la producción y el mercado de forma centralizada y otorgamos a las autoridades estatales la capacidad de regular aspectos fundamentales de nuestra vida privada. O si nos limitamos a defender nuestros propios intereses y convicciones, a garantizar un régimen de libertades destinado a rechazar cualquier intervencionismo externo, cualquier regulación que coarte la iniciativa personal o el afán de lucro.

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La disolución de la URSS en 1991 no solamente simbolizó el final de un sistema político tiránico y de una era sino también la consumación, el canto del cisne de cualquier intento reformista de establecer una organización social distinta a la que ya existía. Además, el fracaso del ideario marxistaleninista hizo que, por un momento, muchos creyéramos que las ideologías, todas ellas, reculaban o se batían en retirada. ¡Qué gran error!

Nada de eso ha sucedido. Las ideologías siguen presentes, bien presentes en el mundo de hoy. La crisis del socialismo real –y doctrinario– no ha hecho sino favorecer el avance y desarrollo de sus rivales y la emergencia de un híbrido que guarda cierta semejanza con los animales mitológicos que poblaban los bestiarios del pasado porque, al igual que estos, ha sido fabricado a partir de retazos o fragmentos previamente existentes. La nueva criatura ideológica es como el monstruo creado por Víctor Frankenstein, un mix de fascismo, nacionalismo y liberalismo. No existe fórmula magistral, la proporción de cada uno de estos tres ingredientes varía de continente a continente y de país a país. Cada uno ha adoptado o lleva camino de adoptar un modelo propio regulando y ajustando la presencia de cada uno de ellos en función de sus objetivos y necesidades. Es lo que hay, la libertad de lo realmente existente, la antítesis de la utopía, de la posibilidad y la esperanza de establecer o de soñar con un mundo mejor para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

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