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TODO INCIERTO

Viernes, 26 de abril 2019, 09:34

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Cuenta Tom Wolfe que durante los años de carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética las esposas de los astronautas americanos no temían ... tanto a la muerte de sus maridos como a la incertidumbre, al vértigo de no saber si estaban vivos o muertos; aquellas mujeres convivían sin problema con la fatalidad pero no sabían lidiar con la falta de certezas. En el programa espacial hubo muchos accidentes y casi siempre con víctimas, pero transcurría un tiempo insoportable desde que se producían hasta que sonaba el teléfono de casa, o hasta que desde las ventanas veían a algún oficial serio y trajeado caminando lentamente por aquellas silenciosas urbanizaciones para darles la noticia. Lo cuenta magistralmente Wolfe en el libro 'Elegidos para la gloria. Lo que hay que tener', y detalla que los funcionarios que periódicamente desfilaban por esas calles y que de repente se detenían ante la puerta elegida eran una especie de ángeles de la muerte, y que cuando al fin llegaban y llamaban al timbre de una casa, su «portentoso batir de alas» extinguía todas las incertidumbres.

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