Ha vuelto la liga alemana, y yo he llegado a pensar que todo esto del coronavirus no es más que una conspiración para que nos ... traguemos los partidos de la Bundesliga, que son más aburridos que mirar el gotelé, y eso a pesar de que el fútbol es ese deporte en el que juegan once contra once y siempre acaba ganando Alemania. Fue una cosa incomprensible, con estadios sin público y ese eco de pabellón psiquiátrico cada vez que algún jugador gritaba, o cuando el balón golpeaba las vallas. En el estadio del Borussia Mönchengladbach pusieron figuritas de cartón de los aficionados en los asientos, y daban ganas de pegarles un balonazo porque las gradas parecían una especie de juego gigante del 'Quién es Quién'.
Hace unos días, recién salido del virus, el maestro Pepe Domingo Castaño decía que el fútbol sin aficionados es «un cubata sin ron, una mierda», porque este es un juego «para que lo disfrute la gente. Y, como tal juego, provoca avalanchas de personas que se abrazan, muchas veces sin conocerse». Eso no debe olvidarse, como aquella foto de La Condomina en un partido del Murcia contra el Madrid del 81 en la que, tras las gradas atestadas, aparecen apretados como hormigas sobre una gominola cientos de aficionados en el esqueleto de un edificio en obras disfrutando del partido; nostalgias del viejo fútbol que por aquí nos sigue nutriendo de recuerdos blanquirrojos.
Lo más absurdo de esta bufonada vino con el gol de Haaland que, sin poder armar esa montaña de cuerpos, saltos y felicitaciones de sus compañeros, se quedó bailando solo en una esquina como los borrachos cuando dan las luces de la discoteca. El maldito virus chino nos ha robado los abrazos, que yo en 2019 repartí generosamente con inconsciencia de nuevo rico en la boda de mi primo, en la de mi amigo Jorge o cuando mi hermano fue padre justo antes de esta pesadilla. Da igual si el gol es a favor o en contra, si se gana o si se pierde, pero en el campo es necesario tener al lado alguien al que poder abrazarse, y en esto, otra vez, el fútbol vuelve a ser un espejo de la vida.
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