Cómo y para qué hablar

El último fin de semana, la Policía Local de Logroño interpuso 295 denuncias por saltarse a la torera las normas COVID. Propuestas de sanción a 161 personas por no usar o hacerlo incorrectamente las mascarillas obligatorias; 78, por incumplir el toque de queda. Los agentes también intervinieron «en ocho concentraciones donde se estaba consumiendo alcohol» y en 22 viviendas «por ruidos y molestias».

En la madrugada del miércoles, la Policía Local denunció a quince personas que participaban en una fiesta organizada en una habitación doble de un hotel en el centro de la capital. Desatendiendo sin ningún pudor las medidas anti COVID.

Este es el lamentable relato de la actualidad.

Apelan las autoridades a la responsabilidad pero la insensatez campa casi a diario a sus anchas. Alertan contra la cuarta ola cuando hay gente, mucha gente, que está en la orilla, salpicando, eso sí, a los demás.

Cómo hablar de muertos, de contagios, de presión hospitalaria, de médicos saturados, vacunación, medidas de seguridad, restricciones, crisis económica, desánimo, fatiga pandémica, de responsabilidad personal y social si los datos claman por sí mismos. Cómo y para qué hablar.

No sé cuándo saldremos de esta. Pero sí estoy convencida de que no saldremos ni más fuertes ni mejores.