Borrar
José Ibarrola
'Filomena' y cambio climático

'Filomena' y cambio climático

Los negacionistas han aprovechado las nevadas extraordinarias para poner en duda el calentamiento global, pero no hay contradicción entre ambos sucesos

Jesús Gamero

Miércoles, 13 de enero 2021, 00:01

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ante las nevadas extraordinarias y las temperaturas mínimas record que en los últimos días ha sufrido una parte importante del territorio español, han surgido voces que han aprovechado el fenómeno para poner en duda la incidencia o existencia del cambio climático. Afirmaciones que denotan una falta de comprensión del vínculo existente entre el calentamiento global y las precipitaciones extremas. Elaborar respuestas lo más didácticas posibles y alejadas de cualquier disputa política debe ser en este caso una responsabilidad.

En primer lugar, esas respuestas deben tener una evidente base científica; a saber: el calentamiento global provoca más humedad en el aire, lo que implica precipitaciones más extremas, llegando a generar tormentas de nieve más fuertes. Lejos de contradecir el calentamiento global, las evidencias y modelos climáticos predicen nevadas récord y son consistentes con las expectativas de eventos de precipitación más extremos.

Es decir, la emisión de gases de efecto invernadero sobre la atmosfera, el calentamiento global que provoca y los desajustes que sobre el clima esta situación genera, no sólo permiten elevar la temperatura global del planeta, sino también el aumento de eventos climáticos como la tormenta que hemos sufrido en España. Sin embargo, esa incidencia particular de un evento climático extremo, que de forma localizada afecta a un país como el nuestro, está activando un debate, a nivel nacional mayormente, que pone en duda este fenómeno. Esto es, para un imaginario colectivo que identifica el cambio climático con más calor, es sencillo afirmar que «dado que en Madrid, Aragón o Castilla-La Mancha ha caído la mayor nevada desde que hay registros, el cambio climático no existe», o al menos se pone en duda.

Hay que aclarar que el escepticismo científico es saludable y es la base del conocimiento sobre el que están construidas nuestras sociedades. Los científicos se apoyan en ese escepticismo para desafiarse y mejorar su comprensión del mundo, y como resultado ayudarnos a comprenderlo al resto de la sociedad. Pero otra cosa es observar cómo de forma involuntaria, o voluntaria, surgen en situaciones como la actual numerosos argumentos escépticos sobre el calentamiento global y el cambio climático que no tienen ninguna base científica.

Estas afirmaciones responden a un patrón que tiende a centrarse en pequeñas piezas del rompecabezas, mientras se omite hablar y explicar una visión más amplia, que es sobre la que la ciencia del cambio climático lleva décadas trabajando. Hacer un ejercicio de 'ombliguismo', analizando y expresando juicios generales a partir únicamente de las nevadas y temperaturas mínimas record en España, es una derivada de ese pensamiento. Mientras, se obvia el deshielo constante de los polos, la tendencia mundial de aceleración del retroceso de los glaciares, o incluso la ola de calor que en estos días está sufriendo un país mediterráneo como Grecia, con máximas de hasta 28º. Contrastes que evidencian los desequilibrios en el clima.

Otro ejemplo es el del Teide nevado, ofreciéndonos en estos días una estampa bellísima que a primera vista nos haría preguntarnos sobre el cambio climático y su incidencia. Pero debemos recordar que la incidencia del cambio climático en las Islas Canarias las hace más propensas a recibir tanto tormentas tropicales más intensas debido al calentamiento del océano como entradas de calima o polvo en suspensión procedente del Sáhara, con unos impactos crecientes sobre la salud de las personas.

En resumen, las afirmaciones que limitan el análisis climático a una sola zona o a un evento climático determinado en lugar y tiempo como el que en la actualidad afecta a España, no se dan cuenta de que el planeta en su conjunto está acumulando calor, y que estos fenómenos extremos son consecuencia de ese proceso.

Un problema puede surgir cuando en un mundo sobreinformado como el actual, y en donde todos tenemos una vía para mostrar nuestra opinión, se da mayor importancia a los que más alzan la voz, emiten teorías más inverosímiles pero atractivas o tienen los medios materiales, humanos o económicos para llegar a un mayor segmento del público.

La respuesta pasa por seguir apoyándose en la ciencia, pilar indiscutible del conocimiento y desarrollo humano a lo largo de los siglos, aun a pesar de la intolerancia y el negacionismo; entender la urgencia de una respuesta ante un fenómeno que supera en sus dimensiones los aspectos ambientales, abarcando también impactos sociales, económicos, distributivos o políticos; y la importancia de elaborar mensajes claros, coherentes y responsables.

Esa responsabilidad recae de forma fundamental sobre los líderes y comunicadores que, desde diversos ámbitos, ya fuera político, económico o social, tienen una alta capacidad de penetración en la sociedad, y que deberían extremar sus análisis 'en caliente' ante el frio.

Jesús Marcos Gamero es investigador de la Fundación Alternativas y miembro del Grupo de investigación de Sociología del Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad Carlos III

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios