Feministas
Últimamente se habla mucho, quizá demasiado, del feminismo y de la labor, otros le llaman la lucha, de las feministas, que no siempre es lo ... mismo porque hay muchas clases de feminismo. Por un lado, está el Feminismo, con mayúsculas, que es aquel que lucha por la igualdad efectiva de mujeres y hombres, sin tomar atajos y fiándolo todo a la demostración diaria de la valía personal, al trabajo y a la seriedad de sus planteamientos de género. Hay otros grupos que se consideran feministas, pero da la sensación de que sus posturas tienen truco y utilizan el feminismo para conseguir logros políticos o de otros tipos. Ahora está de moda, después de las escaramuzas madrileñas del Día del Orgullo, discutir si se puede ser feminista y no ser de izquierdas, al igual que se discute si se puede defender al colectivo LGTBI y ser de derechas. La apropiación de la defensa de los derechos de las personas LGTBI o del feminismo por parte de la izquierda resulta tan ridículo -no hay más que mirar en cualquier partido para encontrar personas de estos colectivos- como alarmante. Ya sabemos que los políticos se suelen querer apropiar de todo y no aceptan más que el «conmigo o contra mí», pero deberían pensar en que hacen un flaco favor a todos aquellos a quienes se empeñan en defender, pues no habrá igualdad efectiva, tanto entre mujeres y hombres como en el caso de los derechos de los LGTBI, mientras no dejen de ser objetivo de las luchas partidistas de la política; aunque sabemos que pedir a los políticos visión amplia, en vez de mirar las próximas elecciones, es pedir peras al olmo.
Siempre me ha parecido que hace poco por la igualdad de mujeres y hombres ese sistema de cupos, cuotas, favores, o como se le quiera llamar, que da ventajas a las mujeres por el mero hecho de serlo. Creo que, en el fondo, es el mismo paternalismo machista de siempre, aunque se presente con otra cara; las mujeres deberían ser las primeras interesadas en conseguir la paridad exclusivamente por sus méritos y no por un trato de favor. Tenemos muchos ejemplos de mujeres que siguen esta línea y han conseguido llegar a lo más alto de las Ciencias, las Artes, la Economía, la Empresa o la Política. Sin embargo, proliferan las mujeres que consiguen cargos, especialmente políticos, por el moderno sistema de paridad obligada, de cuotas feministas y, aunque algunos achacan a este sistema la poca valía de algunas mujeres políticas, creo que no es justo hacerlo , porque también hay hombres con esa escasa valía y nadie dice nada.
El día en que se valoren exclusivamente los méritos, a la hora de proponer para un cargo, estaremos a la puerta del paraíso de la igualdad, ese paraíso perdido que nunca se encontró.
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