Fanatismo inclusivo
LA PLAZUELA PERDIDA ·
La Real Academia ha dictaminado que la Constitución está perfectamente redactada en su contestación al Gobierno, que quería adaptarla al lenguaje inclusivo, ese invento que ... desdobla el plural genérico y obliga a una innecesaria reiteración: diputados y diputadas, niños y niñas, alumnos y alumnas... e incluso llega al atrevimiento de utilizar palabras inexistentes, por ejemplo 'portavoza', sin caer en la cuenta de que 'voz' ya es femenino.
Yo, que soy de Ciencias, aunque aficionado a escribir, estoy acostumbrado, en caso de incertidumbre, a acudir a los expertos: el DRAE y el María Moliner, amigos profesores de gramática española, etc. Y, si no, a guiarme por el oído, que pocas veces me falla, aunque últimamente este oído me había hecho dudar pues tantos ministros, especialmente ministras, no podían estar equivocados, aunque me diesen mucho al oído sus discursos. El caso más llamativo, para mí, es el de la ministra Irene Montero, una política que siempre me había caído bien pero de quien soy absolutamente incapaz de escuchar un discurso, porque sus constantes reiteraciones, os-as, además de destrozar el motivo de su parlamento, que supongo es llegar al público, me confunden de tal manera que me obligan a cambiar de canal cuando habla por televisión. Así que me he quedado tranquilo, al leer el informe de la RAE, porque empezaba a pensar que el raro era yo y que me estaba haciendo viejo, lo cual también es cierto.
La pregunta que me hago es: ¿por qué motivo este movimiento a favor del lenguaje inclusivo, al que se ha abrazado en masa la izquierda, practica el hablar mal? ¿Lo hace por fanatismo o por ignorancia? Porque hay, incluso, poetas y narradores que lo practican, eso sí, de segunda fila, y no hay más que entrar en las redes para ver con qué ahínco defienden el hablar incorrectamente. Unos lo harán por ignorancia, por no saber las nociones necesarias de la lengua española, además de dejarse arrastrar por el «todo vale para conseguir los fines», aunque sea destrozar el habla en aras de una futura igualdad de género. Pero otros, que no son ignorantes, lo harán por fanatismo, que siempre ha sido muy frecuente entre la militancia de los partidos pero nunca había llegado a la virulencia adquirida en algunos temas feministas como la lucha por la igualdad de género. Un asunto, el de la igualdad de género, en el que prácticamente todos estamos de acuerdo, siempre que se respete el derecho constitucional de no tener privilegios por razón de sexo, pero se acabará rompiendo ese quasi-consenso si se continúa con iniciativas como la de cargarse el idioma. Se haga por fanatismo o por ignorancia.
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