Ecologistas y ganaderos
LA PLAZUELA PERDIDA ·
Llama poderosamente la atención que haya ganaderos que culpen a los ecologistas de muchos de los males que afligen al campo. Y puede que no ... anden del todo descaminados, lo cual merece que nos detengamos un poco en el asunto. Desde que los ecologistas, de manos de Podemos, han tocado poder, parece que han intentado resolver los problemas sin el consenso necesario con todas las partes implicadas, en este caso los ganaderos. Esto suele ser típico cuando se miran los problemas del campo con ojos de ciudad y entonces crecen los conflictos.
La guerra del lobo es, probablemente, el menor de los problemas, pero indicativo de una manera de hacer las cosas, de una mala gestión. No parece complicado saber cuántos lobos conviene que vivan en un territorio y, si causan daños al ganado, pagar con rapidez y equidad a los damnificados. Pero cuando se protege sin medida, es tan malo el remedio como la enfermedad. Tenemos el ejemplo de los valles, ahora llenos de corzos y jabalíes, que desbordan los montes, su hábitat habitual. ¿Por qué los ríos se han transformado en selvas, en las que los jabalíes campan a sus anchas? Hasta ahora solo destrozan plantaciones, pero algún día ocurrirá una desgracia.
Hablaba en televisión un ganadero, lamentándose de las dificultades del sector para desarrollar su trabajo, dificultades que llevaba al abandono de su actividad. Decía que se estaba llegando a situaciones ridículas, como prohibir circular por caminos y veredas con la peregrina excusa de que anidaba por la zona algún ave protegida. También decía que todos los montes estaban llamados, antes o después, a incendiarse por la actual política. Él parecía tener la solución: en vez de poner pegas a los rebaños de cabras, deberían subvencionar con fuerza dicha especie. Comentaba que un rebaño de cabras por monte haría disminuir mucho los incendios y sería más fácil apagarlos. Parece ser que estos animales no gustan en los despachos ecologistas, porque se comen los brotes jóvenes. ¿Y qué? Peor es que el fuego acabe con todo. El ganadero parecía hablar con sensatez. También lo hacía un comerciante de corderos que tenía dificultad para conseguir ganado de calidad, que es el que pasta libremente, para abastecer a las carnicerías. Claro que los animalistas, veganos, etc., que ahora están en Podemos, quizá prefieran que no se coma carne. A lo peor por ahí viene el problema.
Las cosas no se hacen así. En una democracia es conveniente el consenso y no se deben tomar las decisiones desde arriba, sin contar con los de abajo, en este caso con los ganaderos. El «lo hacemos por tu bien, pero sin contar contigo», viene a ser una nueva y mala versión del «todo por el pueblo, pero sin el pueblo», que tanto parece gustar a algunos; y es propio de dictadores fascistas y estalinistas. A lo peor, por ahí duele.
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