El proteccionismo brutal desatado por Donald Trump desde que volvió al poder se dejó sentir con fuerza en agosto en España. Si hasta entonces la ... previsión empresarial pudo anticiparse a los efectos de la ofensiva arancelaria, en pleno verano el látigo de las tarifas azotó las ventas a Estados Unidos, que se redujeron un 30% y ni siquiera alcanzaron los 1.000 millones. De este resultado exportador adverso, al fin y al cabo con un cliente menor, tampoco se libraron destinos como Europa –que nos compra el 70% de los productos– ni los dos gigantes asiáticos, China e India, con los que interesaría equilibrar el batacazo. Solo Latinoamérica ofrece un horizonte positivo, con un aumento del 7,8% en las operaciones, que se dispara hasta el 32% en el caso de Chile. El marco comercial suscrito en julio por EE UU y la Unión Europea habrá evitado la tan temida guerra abierta con Trump, pero sus contundentes efectos obligan a la UE a respaldar los esfuerzos que los Estados miembros y las empresas despliegan para diversificar mercados. Y a ratificar antes de fin de año el largamente esperado acuerdo con Mercosur para tomar aire en una zona de 700 millones de consumidores.
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