Criterio para garantizar la soberanía alimentaria
De regar quizás no, pero aún estamos a tiempo de planificar para que la próxima sequía o la siguiente pandemia no nos pillen tan mal preparados
Óscar Salazar Martínez
Presidente UAGR-COAG
Sábado, 13 de mayo 2023
Este lunes, festividad de nuestro patrón, los agricultores y ganaderos riojanos miramos al cielo con pocas esperanzas de que las lluvias descarguen suficiente agua como ... para paliar la grave sequía que cultivos y pastos sufren desde hace meses. Aunque no todas las cuencas están igual de necesitadas, ni todos los cultivos sufren de la misma forma la escasez de precipitaciones, La Rioja viene sufriendo un déficit hídrico que va a complicar todas las cosechas, sin excepción. Esto, en una campaña en la que los costes de producción los tenemos más altos que nunca, en la que seguimos sin poder repercutirlos en nuestros precios de venta, y con conejos, corzos y lobos alimentándose a costa de nuestras espaldas.
Tiene que llover a cántaros, cantaba Pablo Guerrero en los 70. Sí, ojalá, pero mientras llega la lluvia, lo que hay que hacer es gestionar cabalmente los recursos que tenemos. Y en este sentido, se ha ido muy tarde. Tanto, que la cuenca del Iregua está ya declarada como zona de emergencia, por lo que se reducen los caudales desembalsados y se establecen claramente las prioridades de riego, primándose los cultivos leñosos sobre los anuales. Si se hubieran tomado medidas mucho antes, se hubieran evitado los conflictos entre los regantes. Pero ha faltado agilidad, a pesar de que hace meses que veníamos advirtiendo de la gravedad de la situación: A principios de febrero, en la Consejería de Agricultura, ya demandamos una reunión específica sobre políticas de riego ante la sequía que se adivinaba. No llegaba la cita, y la volvimos a solicitar formalmente a finales de marzo. En nuestra solicitud nos referíamos concretamente a la cuenca del Iregua, ya que los datos de agua en Pajares y González Lacasa distaban mucho de la que contenían los otros grandes embalses riojanos.
La reunión de la Mesa de la Sequía tuvo lugar a finales de abril, y ahí pudimos por fin proponer las medidas urgentes necesarias para afrontar la situación y mitigar los efectos de la sequía en los bolsillos de los agricultores y los ganaderos. A las propuestas surgidas en la Mesa aportamos todavía días después más iniciativas desde la UAGR, aceptadas en su gran mayoría por el Gobierno riojano y trasladadas al Ministerio para que las ponga en marcha.
Pero, como decía al principio, la sequía afecta a toda la Comunidad, aunque los embalses menos llenos sean los del Iregua. En Rioja Baja, por ejemplo, también han comenzado las restricciones en Calahorra, debido al bajo nivel de los embalses de cabecera del Ebro y del propio río. O en Rioja Alta, donde reclamamos una solución para todos esos regantes de las cuencas del Najerilla y del Oja que llevan años regando y pagando por ello, y ahora parece que les quieren limitar los riegos o incluso prohibírselos. También hemos reclamado desde la Unión información sobre el estado de la prueba de carga de la presa de Enciso, ya que, en función de cómo se hagan los desembalses, se podrá utilizar el agua que se desembalse para el riego o no.
Hablando de tierras de regadío, en la UAGR consideramos muy lamentable que en áreas donde los regantes aún están pagando la obra del nuevo regadío, ya se esté planificando la ocupación de cientos de hectáreas para placas solares. Así sucede con los proyectos 'Casafuerte', donde se impedirá cultivar a muchos agricultores de Hervías, Bañares, Cidamón, San Torcuato... Una auténtica pena, porque es una de las pocas zonas de La Rioja donde aún pueden convivir fincas de patatas, remolacha, hortícolas, viña y cereal. Y lo mismo sucede en los valles de Ocón y Jubera, donde las placas solares y los molinos gigantes invadirán zonas de alta productividad, algunas de ellas recién reformadas en concentración parcelaria.
Por otro lado, el Brexit, los aranceles de Trump, la pandemia del COVID, la guerra en Ucrania, y el aumento desmesurado de los costes de producción nos están avisando de la pérdida de soberanía alimentaria a la que nos enfrentamos. Todos tenemos que poner de nuestra parte, y los agricultores y los ganaderos ya lo estamos haciendo, para enfrentar esta crisis tan tremenda. Pero necesitamos que los gobernantes y toda la sociedad nos apoyen, teniendo más sensibilidad con el sector primario ante problemas tan graves como la sequía o la ocupación de terrenos agrarios para macro parques de energías renovables. Porque la soberanía alimentaria es cosa de todos, que todos comemos todos los días, no es exclusiva de los que producimos los alimentos.
Por eso, en la Unión nos preguntamos: ¿para qué queremos leyes del paisaje si ya no habrá paisaje que cuidar?, ¿y para qué queremos modernización de regadíos, si cuando más falta hace el agua no la tenemos disponible porque hace meses que ha fluido hacia el mar? De regar este año quizá no, pero todavía estamos a tiempo de planificar con criterio y previsión para que la próxima sequía, o la siguiente pandemia, no nos pillen tan mal preparados como lo hemos estado en el presente.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión