Corto riojano
En vuestra tierra, riojanos míos, se sale mucho. Es la juerga padre. Todo el día por ahí vino va, vino viene. Yo ya estoy acostumbrado ... a alternar en La Rioja... Faltaría más. Y sé lo que hay que hacer siempre: apostarse en la barra sonriente y mirar al paisanaje seguro de uno mismo y su mecanismo. Podemos dejar las manos sueltas, en los bolsillos, agarradas por la espalda o en movimiento; pero nunca quietas sin saber qué hacer. Poner cara interesante, de que conoces el mundo del vermuteo como si fuese parte de tu jornada laboral. Es importante saludar con gracia riojana y por supuesto nunca dudar con el pincho porque hay que dar por hecho que está todo cojonudo.
Gestos. Miradas. Borracheras. Riojanismo.
Supongo que pensaréis que voy a hablar del vino. Pues lo siento, no será esta vez. Hoy quiero ayudar a los de mi especie a defenderse en la Laurel. Porque el otro día sufrí mucho por un paisano navarro oriundo de Santesteban (Doneztebe para los amigos). El chico del norte había venido a 'secar' a Logroño. Es decir, que vino a buscar el sol para quitarse la humedad norteña del cuerpo.
Todo iba bien. Cumplía los requisitos para pasar como uno más en terreno hostil. Tenía claro que en ese sitio se comían bien los champiñones, sus manos apuntaban al cielo y al suelo, se reía. Era un ser feliz. Y de pronto...
– «¡Jefa! un par de zuritos»
¡Error!...
Se hizo el silencio. La camarera soltó el tirador, la gente dejó de hablar y la plancha donde un par de docenas de champiñones se freían se apagó. Se abrió un abismo oscuro. El fin de los tiempos.
Hay palabras prohibidas cuando cruzas el Ebro. Nunca se va de 'Gaupasa', se va de empalmada. Nunca se 'Pota', se vomita; y por supuesto nunca, NUNCA se puede pedir un zurito.
Es fácil aprenderlo. Se pide con una palabra corta: CORTO. O sea el masculino de corta. Y si no os sale, pues más fácil todavía, pedid una caña directamente. O mejor una pinta, que hay días que las ofrecen a precio de caña. ¡No sois listos ni nada!
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión