Cobardes en Navidad
LA PLAZUELA PERDIDA ·
Hay quienes piensan que es una cobardía temer al virus del Covid, mientras otros consideran que lo realmente cobarde, además de profundamente insolidario, especialmente con ... los mayores, es correr riesgos con reuniones desmedidas. También hay quien piensa que son cobardes aquellos políticos que esconden la cabeza, pasando a otros sus responsabilidades, incapaces de tomar las medidas necesarias.
Veamos: Hay una buena parte de la población que quiere reunirse en Navidad con sus familiares –todos lo quieren, pero unos no van a aceptar riesgos y otros están dispuestos a correrlos, como una expolítica que pedía en televisión se permitieran reuniones de diez personas, porque ella quería cenar con sus tres hijos y sus nietos– y aceptan correr el riesgo aunque, en el fondo, piensen que no se van a contagiar con los familiares, lo cual es un engaño porque, casi siempre, son los familiares quienes contagian. Otros, más sensatos, prefieren no jugar con fuego y reunirse sólo los convivientes, ya que enero tiene una cuesta muy empinada y la pandemia puede hacerla insufrible o definitiva.
¿Cuántos muertos invernales puede costarnos el desenfreno navideño? ¿Tres mil? ¿Cinco mil? ¿Diez mil? ¿Veinte mil? ¿Y en La Rioja? ¿Cincuenta? ¿Cien? ¿Doscientos? ¿Merece la pena colapsar los hospitales de sufrimiento por tres o cuatro comidas navideñas? Yo creo que no, pero me sorprende la cantidad de personas que quieren reunirse a toda costa. Por no hablar de esos jóvenes, a quienes parece que se les acaba el mundo si no pueden organizar sus fiestas y reuniones. No hace falta comparar el supuesto sacrificio de estos muchachos, por unos meses de semiconfinamiento, con el de aquellos otros que sufrieron una guerra, basta con compararlo con quienes estuvieron un año en el servicio militar o con aquellos que, para poder estudiar, pasaron su infancia y juventud en un internado, o con tantos otros... No creo que el mundo se acabe por hacer un pequeño sacrificio dos o tres meses más.
Como muchas personas son insensatas, es la hora de que los políticos asuman su papel, se dejen de conveniencias electorales, por una vez, y acepten su responsabilidad, que no es pasar la patata caliente a otros, sino asumir que han sido elegidos para hacer lo mejor para la comunidad. Si hay que cerrar fronteras locales o provinciales o comunitarias, prohibiendo viajes no indispensables, se hace. Las autoridades autonómicas deberían tomar cartas en este asunto, pues las nacionales parece que se encuentran muy cómodas dejando a otros su responsabilidad. Porque sería trágico y motivo de dimisiones en masa que en enero tuviésemos una tercera ola, con el coste que tendría. No hay que ser cobardes. ¿Allegados? Ja, ja...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión