El pasado 11 de noviembre, Carlos Mazón acudió a la comisión de investigación de la dana en las Cortes Valencianas. Su actitud se puede calificar ... como «chulesca». No asumió ninguna responsabilidad, no aclaró qué estuvo haciendo tan infausto día mientras sus convecinos morían ahogados. Su frase «Operativamente poco tenía que aportar yo a la emergencia» pesará sobre lo que le queda de su conciencia. ¡Y se quedó tan ancho! Cuando terminó tan infausta intervención, hubo un detalle que me dejó frío como el hielo: ¡Le estaba esperando un coche oficial y un chófer! Si esto era poco, como expresidente también tiene derecho a una oficina y un salario de casi 92.000 euros anuales. Seguro que se me olvida algún privilegio más. Si para subirse sus cuantiosos sueldos, la clase política (de todo el arco parlamentario) se pone de acuerdo enseguida, ¿a qué esperan para eliminar esas prebendas tan indecentes como inmorales? Están tardando, señorías.
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