Palestina y el Sáhara Occidental cuentan con dos pueblos cuyo destino ha sido trazado sin su concurso y, en ambos casos, se encuentran en el ... umbral de la felonía más abyecta. Pueblos a quienes un día se les engañó con la garantía de disfrutar de un futuro en el cual pudiesen elegir su destino, sus instituciones, sus mecanismos de organización soberana. Incluso alguno, como el saharaui, terminó creyendo ingenuamente en las viles palabras de estados e instituciones internacionales y silenciando las armas cuando la guerra le era favorable a sus intereses.
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Ambos han terminado siendo víctimas de ejércitos de ocupación, armados por los mismos que en su día les hicieron esas tramposas promesas y que hoy protegen un statu quo o, en el colmo del cinismo, se les tacha de terroristas. ¿Cuánto tardará, en este contexto, de perseguirse internacionalmente al Frente Polisario como organización criminal?
Traicionados por unos, ignorados por otros, a ambos solo les resta, desgraciadamente, lo más bien poco que los pueblos podemos hacer. En lo que a un servidor respecta, y cayendo en cuenta de que cualquier atisbo de derecho internacional o de una mínima honorabilidad a la palabra dada ha saltado por los aires bajo los misiles de ocupante, no entiendo por qué debiera ser respetuoso con el derecho a existir de Israel o de Marruecos mientras ellos lo niegan a sus víctimas.
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