Empieza la temporada de viajes estivales masivos y volveremos a presenciar idioteces de turistas; han sucedido siempre pero ahora todo queda registrado y compartido en ... internet. Este año un viajero subió hasta la cima de la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, algo completamente prohibido, y al descender lo esperaba la policía y una turba con palos y con garrotes. Luego está lo de hacer montañitas de piedras en la arena, una moda de la espiritualidad de mercadillo que recorre las playas del mundo desde Bali hasta Galicia y en breve habrá gente chapoteando en la Fontana de Trevi porque Roma es irresistible para el gamberrismo de Instagram. Esta misma semana han sorprendido a un turista garabateando su nombre y el de su novia sobre una pared del Coliseo; el tipo debió de pensar que era una gran idea y ahora se enfrenta a una multa de 19.000 euros y hasta un año de cárcel. Además, su imagen rascando con una llave en una pared de casi 2.000 años va a engrosar ya para siempre el álbum de la estupidez veraniega de 2023. Como dice Russel Crowe en 'Gladiator', lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad.
Roma tiene un problema con estos descerebrados y hace años ya apareció otra pintada en el Panteón que decía 'Los aliens existen'. Hubo que retirarla con tecnología láser, lo que a los extraterrestres les parecería una respuesta a la altura del desafío que supone su existencia. Esa advertencia era parecida a otra que luce en un ascensor del Hospital San Pedro: 'La Tierra es plana', ha dejado escrito alguien junto a los botones de los pisos; se ve que esta clase de revelaciones tan decisivas para la humanidad hay que difundirlas por todas partes.
Todas estas expresiones del ciudadano devenido en artista las suelen acabar borrando salvo que por algún motivo los mensajes vayan cumpliendo años en la pared y se conviertan en bienes patrimoniales como las inscripciones que hicieron los presos en Los Agustinos de Haro. Hace años borraron de manera incomprensible la pintada más bonita que ha tenido nunca La Rioja, una de los años 30 que grabó la CNT en una pared de San Vicente de la Sonsierra y que decía sencillamente 'LEED'.
Ahora está ese otro grafiti que ha aparecido en la pared de una joyería cerrada en el centro de Logroño. Aún tiene los rótulos a la vista, pero alguien ha pintado uno de ellos con dos letras, una 'ele' y una 'ese' irreprochables que han cambiado el mensaje original para convertirlo en 'COMPRAMOS LOROS'. Uno ve estas cosas al pasar, mira dos veces el letrero y es imposible no sonreír pensando que algunas veces la vida parece una viñeta de Ibáñez.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión