Manifestantes agitan banderas tras una pancarta con la imagen del dictador español Francisco Franco. AFP
Entre líneas

La ofensiva de noviembre

El 50 aniversario de la muerte de Franco coincide con el auge de la extrema derecha y nos obliga a defender más que nunca los valores democráticos que están en serio peligro

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 2 de noviembre 2025, 00:06

Hace 50 años, el 20 de noviembre de 1975, el dictador Francisco Franco moría en una cama del hospital La Paz de Madrid después de ... una larga agonía. El aniversario permite poner en valor lo que ha cambiado la España democrática pero, a la vez, coincide con un alarmante crecimiento de la extrema derecha. La ideología ultra se ha apoderado del descontento social contra el sistema y proyecta su discurso de odio y exclusión en un momento de incertidumbre, en el que la falta de certezas genera miedo al futuro en sectores de la sociedad. Con la misma fuerza con la que la crítica al establishment alimentó a Podemos en 2015, ahora es el populismo extremista de derecha el que capitaliza en toda Europa ese estado de ánimo. Y España no es una excepción en esta ofensiva.

Publicidad

Lo más inquietante, sin duda, es la conexión de esta extrema derecha cada vez más empoderada con las nuevas generaciones. Algo se ha hecho rematadamente mal desde el inicio de la Transición para que se haya despertado el monstruo del totalitarismo en las entrañas de la sociedad. Que jóvenes educados en democracia se envuelvan ahora en los 'contravalores' de la dictadura resulta un ejemplo devastador de un fracaso que nos tiene que hacer recapacitar. Que esa distancia entre los jóvenes y la política sea al final un producto tóxico para nuestra convivencia nos obliga a seguir dando la batalla de los valores. La Transición no fue tan idílica como se nos hizo ver y fue, seguramente, no solo un fruto de la relación de fuerzas, sino también de debilidades, como decía Manuel Vázquez Montalbán. Pero tenía un compromiso inclusivo colectivo que fue posible precisamente por el miedo a volver a perder la libertad y a repetir la tragedia de nuestra historia contemporánea. Y ese fondo común parece que se ha perdido.

En este contexto la actual política española no termina de entender el flaco favor que le hace a la causa democrática mantener la feroz polarización por el poder. El PP, que intentaba tumbar en la lona al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su última comparecencia del Senado, ha visto desbaratada su estrategia, que está sobre todo sustentada en una permanente crisis de ansiedad. Los populares se muestran cada vez más impacientes en su apuesta por desplazar a Sánchez del poder ante la resistencia que muestra. Alberto Núñez Feijóo exhibe las debilidades de un liderazgo que también muestra sus límites. El enrocamiento de Carlos Mazón -solo posible con la complicidad de Génova- le lastra por completo, la marea de Vox le condiciona cada vez más y la falta de una alternativa menos catastrofista y más propositiva define su estilo de oposición. El radicalismo del PP es fruto de sus propias inseguridades y contradicciones. En vez de blindar su frontera hacia la formación que lidera Santiago Abascal, estimula a este polo extremista.

Puede que a Sánchez le interese como líder del PSOE fomentar este discurso de confrontación para erigirse en el único dique de contención de la ultraderecha. Al hacerlo, también corre sus riesgos. El desgaste de un Gobierno en minoría parlamentaria puede terminar por erosionar al sistema. Desde las elecciones ha jugado este rol para intentar movilizar al electorado progresista y puede que en el actual contexto internacional le siga funcionando la táctica. Al menos en el corto plazo. Pero llegará el momento en el que el juego de la polarización no dé más de sí y los partidos troncales de la Constitución se tendrán que poner de acuerdo en algunas cuestiones básicas. Estará en juego el propio interés del país. Por eso, banalizar con la memoria y con el peligro de autoritarismo que está a la puerta de la esquina resulta un ejercicio de enorme irresponsabilidad que terminaremos pagando todos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta especial!

Publicidad