El nuevo yihadista en España: trabajador, autoadoctrinado y residente en el Mediterráneo

El estudio del organismo de Covite (Colectivo de Víctimas del Terrorismo) y con el que el colabora el Ministerio del Interior insiste en cada vez es más difícil de hablar de un «perfil único» de activista, sobre todo porque los golpes antiyihadistas del pasado año han revelado que el arco de edad es cada vez más amplio, con detenidos adolescentes de tan solo 15 años, hasta mujeres jubiladas de 72.

Aun así, del análisis de los 46 arrestados en las 27 operaciones antityihadistas los especialistas han sido capaces de extraer un semblante del nuevo terrorista integrista que se ha movido en España en los últimos meses. Sería un varón marroquí o español, autoadoctrinado y residente en una comunidad bañada por el Mediterráneo.

18 de los arrestados el pasado año fueron marroquíes y otros 15 españoles, aunque de origen marroquí o argelino. O sea, ambas nacionalidades coparon el 72% de las detenciones.

El mayor número de detenidos se situó en la franja que se encuentra entre los 32 y los 38 años, con un 30% de los arrestos, aunque en realidad, salvo entre los menores, las diferencias entre los grupos etarios no fueron muy «representativas».

Aunque las cuatro mujeres detenidas en el año 2022 por su participación en actividades yihadistas en España representaron un récord en términos porcentuales, lo cierto es que la presencia femenina siguió siendo marginal (el 91% de los arrestados fueron hombres) y casi siempre relacionada con labores de edición de material yihadista que posteriormente era utilizado para labores de captación y adoctrinamiento.

Los delitos imputados a la inmensa mayoría fueron captación y adoctrinamiento activo (y autoadoctrinamiento) y enaltecimiento del terrorismo.

Aunque la caída del Califato del Estado Islámico tuvo lugar en diciembre de 2017, la «adscripción» al Daesh siguió siendo el pasado año la predominante entre los presuntos terroristas detenidos en suelo nacional.

De las 41 personas detenidas sobre las que se constataba una clara adscripción ideológica, 32 de ellas se alineaban con los postulados de Daesh. O sea, el 80%. En cambio, solo dos de los detenidos compartían la causa de Al Qaeda.

«En no pocas ocasiones se asocia de forma errónea el perfil de individuo asociado a prácticas yihadistas con personas aisladas de la sociedad y que no ejercen ninguna actividad económica legal. Sin embargo, las evidencias demuestran lo contrario. De las 36 personas detenidas sobre las que se ha conseguido documentar información relacionada con su actividad profesional, se desprende que 27 de ellos se encontraban en situación activa, es decir que tres de cada cuatro tenían un trabajo en el momento en el que fueron arrestados», revela el informe en uno de sus apartados más sorprendentes.

El documento también constata que las redes yihadistas en España no suelen operar aisladas. De hecho el 41% de los detenidos mantenía relación con otros individuos implicados en actividades terroristas y el 20% de los arrestados tenía «antecedentes» por yihadismo.

El integrismo violento en España, a la vista del análisis del OIET, siguió estrechamente vinculado a la criminalidad común, hasta el punto de que más de la tercera parte de los detenidos en 2022 tenía antecedentes por delitos comunes.

El análisis territorial de los golpes policiales arroja algunas conclusiones contundentes. Barcelona concentró seis de las 27 operaciones del año pasado. Es más, Cataluña fue el escenario de doce de esas operaciones. O sea, que el 45% de los golpes fueron en esa comunidad. El mapa de OIET es claro: la lucha contra la yihad se concentró casi en exclusiva en el litoral mediterráneo. Y, en menor medida, en Madrid y Melilla.