María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno. Efe

El Gobierno renegocia con Alemania la oficialidad del catalán para aplacar a Junts

Sánchez y el Ejecutivo conservador de Merz acuerdan explorar «una respuesta» auna de las exigencias de Puigdemont para salvar la legislatura

Viernes, 24 de octubre 2025, 11:40

El Ministerio de Asuntos Exteriores puso a trabajar este viernes toda la maquinaria diplomática española para reabrir las negociaciones con Alemania con el objetivo de ... que el catalán, el euskera y el gallego sean consideradas lenguas oficiales en la Unión Europea. La iniciativa, truncada en Bruselas por el país teutón en anteriores ocasiones, es un guiño dirigido a calmar a Carles Puigdemont y su amenaza de provocar un otoño caliente. Y es también un contraste con los mensajes de tranquilidad que se empeñan en trasladar diferentes dirigentes del PSOE, desde el Gobierno y el grupo parlamentario,respecto a las amenazas de Junts de incendiar la legislatura. Moncloa se afana en reconducir una crisis que amenaza con hacer inviable cualquier votación en el Congreso y, en ultimísima instancia, con desalojar a Pedro Sánchez de la presidencia del Ejecutivo con una moción de censura que, aunque es todavía lejana por las reticencias de los posconvergentes a pactar con el PP, ya no es en absoluto tabú en Waterloo.

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La relación entre PSOEy Junts nunca ha sido un camino de rosas desde que ambas partes pactaron en Bruselas, en noviembre 2023, las condiciones para la investidura de Sánchez. Después de varios encontronazos, quedan pocas cosas por romper, pero la denuncia por la falta de cumplimiento de aquellos acuerdos y la impaciencia por la amenaza que Aliança Catalana empieza a suponer para los herederos de CiU ha llevado a Puigdemont y a los suyos a subir el precio de la apuesta. Primero, esta semana en el Congreso, con la amenaza de su portavoz parlamentaria, Míriam Nogueras, que advirtió al presidente del Gobierno con que «habría que empezar a hablar de la hora del cambio». Y al día siguiente, con la convocatoria por parte del expresident catalán de una reunión de la dirección del partido este lunes en Perpiñán (en el sur de Francia) para decidir sobre la ruptura con el PSOE. Una decisión sobre la que, posteriormente, votará la militancia.

La cuestión de la oficialidad del catalán es uno de los agravios que esgrimen los soberanistas para justificar su actitud hostil. Pero no es la única, también está la no aplicación de la ley de amnistía a Puigdemont –pendiente de la decisión del Tribunal Constitucional y de la justicia europea– o la transferencia de las competencias de inmigración a Cataluña –cuya convalidación tumbaron en la Cámara baja Podemos, PP yVox–. A ello se le ha sumado el malestar por medidas económicas como la propuesta de subir la cuota a los autónomos, la política fiscal o la reducción de la jornada laboral.

Con la dificultad añadida de depender de terceros actores para contentar a Junts, el Gobierno ha comenzado la contraofensiva por la iniciativa que considera más accesible, al menos como un gesto fácil en el corto plazo –aunque la cuestión siga bloqueada–, volver a sentar al canciller Friedrich Merz en la mesa de negociación. El líder germano pertenece a la misma familia política europea que Alberto Núñez Feijóo, pero a su vez busca mantener buena relación con uno de los dirigentes más importantes de la socialdemocracia continental. Ambos grupos se necesitan mutuamente en el Europarlamento para sacar iniciativas que podrían convenir a Alemania.De forma vaga, ambos gobiernos, en un comunicado conjunto, acordaron reabrir un diálogo con el objetivo de encontrar «una respuesta a la solicitud española (...)de forma que sea aceptable para todos los Estados miembros».

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«Lo que está en manos del Gobierno lo estamos cumpliendo», señaló el jueves por la noche Sánchez, en una rueda de prensa tras terminar la reunión del Consejo Europeo en Bruselas. «Lo que está en manos de otros, estamos trabajando para que se cumpla», insistió entonces.

Mientras Junts ha acogido este anuncio con frialdad y silencio (sus filas están pendientes de la reunión del lunes), desde Moncloa reivindicaron la noticia alegando que «el Gobierno no ha dejado de mostrar determinación para avanzar hacia la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego». «El de hoy es un paso importante», subrayaron fuentes de Exteriores.

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Dudas legales y financieras

Alemania era hasta ahora uno de los países más reticentes a incluir el catalán, el euskera y el gallego en el reglamento lingüístico de la Unión Europea, un paso para el que es necesaria la unanimidad de los 27 Estados miembros. De hecho en la última ocasión que este asunto se discutió en el Consejo de Asuntos Generales de la UE, el pasado 18 de julio, el país germano encabezó el bloque de cerca de una decena de países que mostró reticencias a la oficialidad de las de lenguas cooficiales por las dudas legales y financieras que suscitaban.

Otro escollo radica en la opinión de los servicios jurídicos del Consejo de la UE, que creen que la propuesta de España no se puede realizar sin cambiar los tratados.

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