Petralanda, una bodega familiar con vinos clásicos
. La familia Petralanda llegó de Baracaldo a Fuenmayor para elaborar vino en la bodega construida junto a la casa familiar. Sus referencias responden al carácter tradicional de los vinos de la Denominación de Origen Rioja
Bodegas Petralanda responde al modelo de bodega familiar que abundan en Rioja. El vizcaíno Ignacio –Iñaki– Petralanda fundó la bodega en 1983.
La familia residía ... en Baracaldo, donde regentaba un bar de vinos y un restaurante, pero su sueño era contar con una casa que tuviera su propia bodega debajo, como había conocido alguna en Fuenmayor. Como no pudo hacerse con la propiedad de alguna de las ya existentes, decidió construirse una casa familiar, en cuyo anexo pudiera disponer de una bodega para la elaboración de vino.
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Experiencia Zearra
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Incluye: Visita guiada a la bodega y degustación de cuatro vinos de Petralanda.
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Precio: 20 euros.
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Duración: 90 minutos.
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Entre barricas
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Incluye: Visita a la guiada a la bodega y degustación de cuatro vinos de Petralanda y otros dos directamente desde las barricas, al paso por la nave.
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Precio: 30 euros.
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Duración: 105 minutos.
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Reserva
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Necesario: Hay que reservar la visita previamente en el teléfono 941 450 462
Es en el año 1983 cuando Bodegas Petralanda inicia su actividad en unas instalaciones que son parte de la casa de la familia y que luego han ido creciendo con sucesivas obras de ampliación.
La última realizada, en 1999, permitió ampliar el portfolio y añadir el gran reserva a los vinos ofertados.
La historia de la bodega ubicada en Fuenmayor, y su evolución es algo que el visitante conoce de los protagonistas directos porque son los miembros de la familia propietaria la que enseñan la bodega y hablan del crecimientos de su 'criatura' con la pasión con la que una madre habla de sus hijos.
El recorrido por la bodega (que se abrió al enoturismo en 2022) se inicia en el portón que cubre la tolva. Pero antes de acompañar el recorrido que la uva realiza por la bodega hasta salir 'embotellada', el visitante (ya con una copa en la mano) puede admirar las vistas, descubrir los montes que marcan la diferencia climática de la región con las influencias atlánticas y mediterráneas, y también observar cómo el río Ebro sirve de barrera natural para diferenciar La Rioja Alavesa de La Rioja Alta.
Incluso, el enoturista puede observar el estado de la viña situada a apenas unos centímetros de donde comienza ese recorrido milagroso en el que el zumo de uva se convierte en vino. En función de la época podrá ver tanto las labores propias de cada estación como el estado de la vid, desde los primeros brotes con las yemas primaverales, al envero (momento en el que se encuentra actualmente la viña, cuando la uva comienza ya su maduración y cambio de color) o la poda posterior a la vendimia.
Contextualizada la visita, se pasa a la bodega recordando que en la instalación únicamente entra uva del entorno. En su mayoría son proveedores riojanos los que nutren a Bodegas Petralanda, aunque también los hay del vecino Lapuebla de Labarca.
Los proveedores proporcionan el mazuelo, tempranillo (blanco y tinto) y viura con el que se elaboran los diferentes vinos que etiqueta la bodega: Zearra o Marqués de Zearra y más recientemente Petralanda, son las referencias con las que se conocen a los vinos que venden en la bodega.
El visitante avanza de la zona de la tolva a las zonas de elaboración y crianza. Los depósitos de acero inoxidable que permiten un cómodo remontado y el moderno control de la temperatura durante de la fermentación son el paso previo al descanso del vino en la barrica.
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En función de la época de la visita, y el carácter de esta, se puede disfrutar –copa en mano– de un mosto recién fermentado o probar unos vinos que se encuentran todavía en pleno proceso de envejecimiento en la barrica.
La bodega mantiene el carácter familiar con el que nació en 1983 de la mano de Iñaki Petralanda
En la actualidad, cerca de 1.000 barricas con vino descansan en las entrañas de la instalaciónLa última incorporación al portfolio ha sido un crianza blanco 100% tempranillo
En la actualidad son, en torno a 1.000 barricas las que reposan en la zona inferior de la bodega, en el espacio que se ha ido ganando con las últimas ampliaciones.
La inmensa mayoría de las cubas que pueden verse en las entrañas de Bodegas Petralanda son de roble americano. Se trata de la opción elegida desde el inicio por Iñaki porque «a él le gustaban los 'vinos finos de Rioja' y entendía que la mejor forma de conseguirlos era con las prestaciones de la madera del roble americano», señala Iosune, hija del fundador y una de las tres 'patas' en las que ahora se apoya el funcionamiento diario de la empresa.
Corte tradicional
Y es que el espíritu del fundador sigue marcando el quehacer de la bodega que apuesta por mantener el espíritu clásico que cautivó al hostelero vizcaíno para abandonar con su familia su Baracaldo natal y trasladarse a Fuenmayor.
Sus hijos han continuado con la elaboración de vinos en los que –casi a contracorriente de lo que es habitual en Rioja– esté presente la madera como siempre ha ocurrido y por ello ha sido parte del ADN de la DOCa, pese a ello, Petralanda firma unos vinos jóvenes «frescos y muy naturales», según explica Iosune y unos vinos con crianza de tres años que representan el carácter tradicional de los vinos de Rioja que se han hecho en la región toda la vida.
La última de las incorporaciones al portfolio de la bodega es un crianza blanco, 100% tempranillo, que también pasa por la barrica antes de abandonar la bodega.
De esta forma, Petralanda ofrece tres vinos jóvenes, dos crianzas, un reserva, un gran reserva y este nuevo vino blanco que se acaba de sumar a la oferta de la firma de Fuenmayor.
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