Domeco de Jarauta. Un chateau en Rioja Oriental

Este es el caso de la bodega riojabajeña de Domeco de Jarauta, en Aldeanueva de Ebro, que se encuentra muy cerca del casco urbano de la localidad, a pesar de lo cual está rodeada de las viñas que alimentan sus depósitos y barricas.

El inmueble se construyó en 2003 y fue dos años más tarde cuando se lanzó ya la primera cosecha. No obstante, la familia Domeco de Jarauta lleva ligada al vino muchas más décadas, desde que el bisabuelo de los actuales gestores llegara desde Aragón con la idea de abrir un trujal en la zona, aprovechando el buen momento del aceite.

Durante muchos años estuvieron elaborando su vino en su pequeña bodega familiar que se cerró en el año 1973. La familia Domeco de Jarauta pasó a vender sus uvas y elaborar su vino en la cooperativa de Aldeanueva durante 20 años.

Pero en 1993, José Vicente Domeco de Jarauta –junto con otro socio– construyó otra bodega donde siguió con la elaboración. Sin embargo, diez años más tarde, los dos propietarios la vendieron, de manera que José Vicente, ya en solitario, levantó la actual.

Se trata de una bodega con planta de cruz, al estilo de muchas iglesias, que según explica José Domeco de Jarauta –quinta generación de la familia– que gerencia la firma «facilita el trabajo. Mi padre, que llevaba muchos años trabajando en el vino, entendió que una bodega con esa disposición cubría bien las necesidades del proceso», y de igual forma, eligió una construcción tradicional «porque aseguró que las modernas acaban pasando de moda, mientras las clásicas envejecen mejor», asegura su hijo.

Para la decoración interior y asesoramiento artístico acudió al polivalente escultor y pintor de Aldeanueva de Ebro Miguel Ángel Sáinz, que es a quien se deben las coloristas vitrinas de las ventanas y los rosetones con la reinterpretación del escudo heráldico de la familia, que también se ha adoptado como logotipo de la firma.

La visita a la bodega Domeco de Jarauta, por su particular ubicación, permite tanto conocer la peculiaridad de la zona y la influencia climática de montes como el Moncayo, Yerga, los Montes de Autol y el Agudo; como también las diferentes variedades que se cultivan en la zona (Domeco de Jarauta trabaja con todas las variedades tintas autóctonas así como la garnacha blanca y la viura, para la elaboración de blancos).

La bodega dispone (no todas a su alrededor) de 100 hectáreas de viñedo propio. Cada año, elaboran medio millón de litros, aunque la capacidad de la bodega se eleva hasta 1.200.000 litros.

En su mayor parte, Domeco de Jarauta sitúa sus vinos en los mercados internaciones, y únicamente el 10% aproximadamente se consume en España.

Una visita a la bodega permite acompañar al vino en todo su proceso vital, desde que llega todavía en forma de uva, hasta que sale embotellado, previo paso por los grandes depósitos de acero inoxidable en los que se realiza la fermentación o en las barricas que posteriormente acogen el vino en su proceso de crianza. Luego, será ya en la botella donde se afinará para salir al mercado.

Actualmente, Domeco de Jarauta ofrece once referencias diferentes de vino, entre las que se incluye un vino ecológico, porque el 10% de la producción de la bodega responde a estos criterios, aprovechando un viñedo que se encuentra a 484 metros de altitud.

Fue en 1994, cuando en Rioja todavía eran muy pocas las viñas certificadas como ecológicas cuando Domeco de Jarauta ya lo hizo y comenzó a elaborar bajo esos criterios. «Es algo que en Aldeanueva de Ebro es un poco menos complicado que en otras zonas, porque como aquí llueve menos y la humedad es menor, es más fácil controlar los hongos», reconoce José Domeco de Jarauta, quien señala que le encanta la labor del campo, y no solo la de la bodega.

Es precisamente él quien define sus vinos –que han sido premiados en varios concursos internacionales– como «muy personales. Son vinos que defienden las características de La Rioja Oriental, por eso tienen más madurez y se pueden encontrar en ellos algunas notas dulces». No obstante, asegura que la más clara y mejor característica de las referencias que etiqueta la bodega es que «nosotros defendemos la fruta. Cada botella debe transmitir el origen, debe dejar percibir el carácter de cada variedad. Obviamente, nuestro vino pasa por la madera, pero lo hace de forma que no se llega a tapar ese carácter propio, sino que mantiene las notas frescas de la uva», afirma José Domeco de Jarauta.