Díaz Uriel

Una depreciación que también se hace sentir en el cereal y los frutales de regadío

Las organizaciones agrarias aseguran que, mientras el campo no vuelva a ser rentable, el problema se agravará

Víctor Soto

Logroño

Viernes, 15 de agosto 2025, 08:37

La transformación de una Rioja cultivada y fértil hacia una lleca lleva años gestándose y las organizaciones agrarias advierten que ese proceso no se podrá ... frenar mientras el sector primario no ofrezca rentabilidad a agricultores y ganaderos.

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El de la viña es el principal problema. «Tras cinco campañas muy malas, con los precios percibidos por los viticultores por debajo de los costes, el precio de la tierra está estancado o cae. Para recuperar el valor del suelo habría que recuperar la rentabilidad», destaca Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja. «Si no hay rentabilidad, no hay movimiento de tierras y se da un retroceso de precios», abunda Roberto Ruiz-Clavijo, coordinador sindical de UAGR-COAG. «Lamentamos que ese bajo precio de la uva está siendo aprovechado por grupos de inversores a cosa de unos agricultores que tienen que subsistir. Los pocos movimientos que se dan son de grupos de fuera que se aprovechan de la situación», añade Ruiz-Clavijo.

«En la fruta, pese que el producto tiene valor, muchas veces los resultados son negativos»

Igor Fonseca

ARAG-Asaja

«Los pocos movimientos que se dan son de grupos de fuera que se aprovechan»

Roberto Ruiz-Clavijo

UAGR-COAG«

La situación de crisis también afecta a otros dos cultivos, que destacan por su extensión o rentabilidad: el cereal y la fruta, especialmente la pera. En el primero de los casos, Fonseca destaca que «la presión internacional con la entrada masiva de grano de Ucrania está tirando por el suelo el precio», mientras que «la fruta, pese a que el producto tiene valor, el uso cada vez más necesario de fitosanitarios y el aumento del fuego bacteriano hace que, a pesar del precio, muchas veces los resultados sean negativos».

Así que, de momento, invertir en suelo agrícola es una quimera para los pequeños y medianos productores. Y sin demanda, la oferta seguirá ganando y los precios, bajando, un clavo más en el ataúd que lleva años arrastrando el sector primario regional.

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