Sínodo: la virtud del método
Juanan Blanco, Roberto Monforte y Gorka Etxebarría abren la temporada con una fantástica colección de vinos frescos, limpios y singulares
El método, que no es otro que el cuidado casi cepa a cepa de las parcelas y una elaboración artesanal y metódica, es la virtud que define Sínodo, un proyecto de tres amigos enólogos que, tras una década, ha puesto en el mercado una espectacular colección de vinos, especialmente tres parcelarios de viejos viñedos que, de estar casi condenados al arranque, han revivido gracias a Sínodo para convertirse en una auténtica lección práctica de qué es, o qué debería ser, un vino de viñedo singular: «Somos amigos, pero, sobre todo, somos enólogos y, de hecho, la amistad la forjamos estudiando en la Universidad de La Rioja», explicó Juanan Blanco. «No podemos evitarlo, huimos, o intentamos huir, de cualquier tipo de defecto; somos técnicos y queremos vinos bien hechos».
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Así son los Sínodo, limpios, francos, aromáticos y frescos, y, aunque respetando la identidad de cada viñedo, con un trabajo escrupuloso en bodega frente a una corriente de tan, tan mínima intervención, que, en ocasiones, se cruzan demasiadas líneas rojas.
Juanan Blanco, Roberto Monforte y Gorka Etxebarría presentaron el jueves por la noche a los aficionados del club de catas de lomejordelvinoderioja.com su colección completa de seis vinos, una propuesta dividida en dos gamas: blanco, rosado y tinto de Ausejo, tres vinos de pueblo, y otros tres parcelarios de Villamediana y Uruñuela que lucen la contraetiqueta de viñedo singular. «Sínodo», explicó Juanan Blanco, «significa el mismo camino, camino en común, y por eso nos llamamos así».
La cosa empezó casi como un juego, ante la insistencia de Gorka en la boda de una amiga compañera de facultad para hacer algo juntos, y fraguó con la elaboración de un primer vino de una parcelita familiar de Uruñuela, Sínodo Raposeras, cuyas uvas se mezclaban en la cooperativa. La acogida de la crítica fue unánime:«Decidimos buscar otra parcela, luego una tercera, apostar por Ausejo... y en esas estamos ahora, con unas diez mil botellas en total», explicó Juanan Blanco
La cata
Roberto Monforte, enólogo de la cooperativa de Ausejo, presentó la primera tanda de vinos, con el municipio como protagonista:«Ausejo está a unos 560 metros de altura y aprovecha la frescura de las laderas de la sierra de la Hez». «Trabajo allí y todo han sido facilidades para poder elaborar nuestros vinos en la cooperativa, así que nuestro agradecimiento tiene que implicar intentar también poner en valor el viñedo de un municipio histórico y con mucha aptitud para elaborar grandes vinos, aunque desconocido porque nunca hubo bodegas comerciales, aunque sí más de cien cosecheros».
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Sínodo Blanco 2021 es un vino de viuras viejas de Ausejo que los tres amigos acompañan con un ligero aporte del sauvignon blanc: «Le da un poco más de chispa al conjunto final, pero siempre irá en un pequeño porcentaje porque lo que define el vino es la base de estas viuras viejas de secano». Redondo, mineral, limpio y franco, como todos los Sínodo. Un fermentando en barrica de libro.
Sínodo Rosado 2022 se presentó en primicia, un 100% garnacha de Ausejo: «Tenemos buenos tempranillos, pero la garnacha es la uva histórica del pueblo y queríamos probar con un rosadito que, aunque aún no ha salido al mercado, ya no está dando muchas alegrías», detalló Roberto. El vino, no tan típico en la zona, donde las garnachas, por su intensidad, solían ir siempre a tintos, es muy fresco, con una cremosidad muy agradable y una acidez natural que no lo hace nada pesado. En el clavo, a la primera.
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Los vinos de la cata y sus precios
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Sínodo Blanco 2021 15 euros
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Sínodo Rosado 2022. 15 euros
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Sínodo Garnacha/Graciano 2021. 15 euros
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Sínodo Los Tollos 2021. 32 euros
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Sínodo Centales 2021. 32 euros
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Sínodo Raposeras 2021. 38 euros
Sínodo Garnacha/Graciano 2021 es una combinación de dos variedades, a priori casi antagónicas, pero que los tres enólogos han sabido cuadrar en porcentajes aproximados de 70-30%: «Hacemos tres barricas por separado de viejas garnachas y otras tres de graciano y, luego, decidimos la mezcla, pero siempre con más garnacha». Fresco, directo con una nariz en la que manda el graciano y una boca que suaviza la garnacha. Una delicia.
Los singulares
La cata sube en intensidad con la colección de parcelarios que presentó Gorka Etxebarría, comenzando por Sínodo Los Tollos 2021, de un viñedo de unos 40 años de Villamediana: «Era de un familiar y estaba casi abandonado. Fue nuestro segundo vino, tras un trabajo previo de recuperación del viñedo, y fue cuando nos empezamos a creer que esta apuesta por intentar evitar el arranque de pequeñas parcelitas merecía la pena». Con apenas mil botellas, asomar la nariz a la copa de Los Tollos es como entrar en una 'perfumería' de tempranillo. Un vinazo fresco y muy sabroso.
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Sínodo Centales 2021 ha sido el último en llegar a la colección de singulares. Es de una pequeña parcela plantada en 1967 en Uruñuela, con tempranillo (poco más del 50%), garnacha, mazuelo y varias, que no pocas, cepas de blanco. Finura, delicadeza, en un vino que nada tiene que ver con el anterior. Lo que manda es la viña, en este caso el compendio varietal de la parcela, y con la frescura añadida que aportan las uvas blancas en no poco porcentaje: lo que viene siendo un viñedo singular.
Y, para terminar, el gran vino de la noche para el cronista: Sínodo Raposeras 2021, 415 cepas centenarias (398 de tempranillo, 9 de garnacha y 1 de malvasía), también de Uruñuela. «Es más profundo, más oscuro que sus compañeros, pero, sobre todo, con una viñas retorcidas asentadas en un suelo espectacular de arena, arcilla y caliza que nos da una estructura y, al tiempo, una finura fantástica», detalló Gorka. Un vinazo carnoso, crujiente, vivo, sedoso..., fruto de la viticultura de precisión (la que se cuenta por cepas, no por satélite) y de una enología de manual.
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