Alonso & Pedrajo: Riojas sin límites
Alberto Pedrajo sorprende con una cata que viaja desde la delicadeza de los Suañé hasta las elaboraciones más extremas con pieles, viejas ánforas y mínima intervención
Avanzaba Alberto Pedrajo que sus vinos no dejarían indiferente a nadie y así fue. El viticultor y bodeguero asentado en Villalba, en un proyecto que comparte con su mujer Gema y con el matrimonio Javier Alonso y Vanesa (Alonso & Pedrajo Viticultores), presentó el miércoles por la noche para el club de catas de lomejordelvinoderioja.com seis de sus catorce vinos, en un proyecto de 'riesgo' que en varios casos juega al límite, pero que, sin duda alguna, supone un soplo de aire fresco y abre nuevas vías por explorar que hace dos décadas serían impensables en Rioja.
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Pedrajo resumió su filosofía de trabajo en «terroir, variedad e intervención en bodega», aunque en este último caso sería más correcto hablar de «mínima» intervención. Pese a que lleva elaborando vinos propios desde la cosecha 2011, no fue hasta la 2023 en que Alberto lo hizo en sus instalaciones de Villalba: «Lo primero de todo fue elegir el lugar y Villalba era ideal, por su altitud, su clima entre atlántico, continental y mediterráneo, sus suelos arcillo-calcáreos, pero también por la proximidad a Haro y sus servicios. El nuestro es un proyecto vital, así que fue despacio, ya que no solo trabajamos en Villalba, sino que la familia vivimos allí y así estaba planificado desde un principio».
La cata
Pedrajo aclaró que en la bodega trabaja con cuatro gamas de vinos, la experimental con la Pequeñita; la más 'radical' con Nauda; la 'clásica' con Suañé y la más 'actual' con los vinos de parcela. El viticultor comenzó con La Pequeñita Maturana Blanca 2020: «La maturana me encanta, con una acidez natural espectacular que le da un extraordinario potencial de envejecimiento».
Los vinos catados y sus precios
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La Pequeñita Maturana Blanca 2020 33 euros
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Nauda Viura 2023 19 euros
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Suañé Blanco 2020 30 euros
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Nauda Clarete 2023 19 euros
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Suañé Rosado 2021 30 euros
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Valdinero 2019 62 euros
Ahora bien, La Pequeñita envejece al 'estilo Pedrajo': en viejas ánforas de barro durante cuatro meses con sus pieles, de donde pasa a barrica usada otros ocho meses y, finalmente, dos años en botella: «Es 'mi' maturana, desde luego aquí no vais encontrar notas tropicales ni plátanito...». La Pequeñita es un blanco incluso denso, con aromas de frutos secos y cítricos de naranja y, eso sí, con una acidez que todavía le deja recorrido por delante: un buen 'vino naranja'.
Nauda –un termino local en Cantabria y Asturias para designar el 'barro', un 'lodazal'– son los vinos más extremos de Alonso & Pedrajo: sin sulfitos, como casi todos, sin trasiegos, como casi todos, sin bombas (como todos) e incluso sin frío en su elaboración: «Aquí no hay madera, sólo ánfora y pieles, es decir, uva y nada más».
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Nauda Viura 2023 fue el primero que se probó, con una oxidación buscada, cierta turbidez y un vino que juega al límite, inspirando al 100% en la viticultura ancestral de Centroeuropa.
La cata dio un salto, para el cronista también de calidad, con Suañé 2020, un blanco de viura de una vieja parcela de 70 años (85%), con un toque de sauvignon blanc, que encanta al viticultor:«Le da un plus a la viura, por acidez y por alegría». El Suañé viaja con contraetiqueta de reserva, tras una crianza 'convencional' en barricas de roble francés y afinamiento en cemento y botella: «A pesar de lo que hacemos con las pieles y las ánforas, somos Rioja y, si por algo se nos conoce en el mundo, es por la capacidad de envejecer blancos, rosados y tintos», detalló Pedrajo. El Suañé esta de lujo: limpio, directo, con una madera perfectamente integrada y sabroso.
De los blancos a los rosados, primero con otro Nauda Clarete 2023, con siete variedades de uva, sobre todo garnacha y viura y, si bien inspirado en los claretes del Najerilla, también con un resultado propio: densidad, ligera turbidez fruto de la más mínima intervención posible y de la acción de las pieles y el barro. Suañé Rosado 2021 regresa a línea más 'convencional', siempre entre comillas, con la 'contra' también de reserva y con una crianza en barrica y hormigón:un vino de un gran potencialidad gastronómica, original y que mezcla viura, garnacha tinta y sauvignon blanc.
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Para terminar, Valdinero 2019, de un viejo viñedo de tempranillo con unas cepas de viura de 70 años en Haro, pero junto a Villalba, del que una parte (la más baja) usan para Suañe y la otra para este parcelario: potente, pero de tanimos muy bien pulidos y en el que manda más la viña de la que procede que la propia elaboración.
La cata prometía y no defraudó, con vinos rompedores y otros más convencionales, pero sobre todo dejando una puerta abierta a explorar 'nuevas maneras' en la tierra de los mil vinos.
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