Vinos sin alcohol
La oferta de botellas, aunque todavía limitada, que está llegando al consumidor de 'vinos sin alcohol' demuestra que este tipo de productos son ya hoy ... en día una opción estratégica para grandes compañías, que no tienen más que fijarse en el éxito progresivo que han ido teniendo las cervezas 0.0. Como el otro día me preguntaba un compañero por este tema, lo primero que hay que recordar que tras la última reforma de la PAC es posible considerar estas bebidas desalcoholizadas como vino. En concreto, hasta diciembre de 2021 los vinos, para ser así definidos, debían tener un mínimo de 8,5º y, en algunos casos excepcionales, por condiciones climáticas o tradiciones, el mínimo podría situarse en 7º, siguiendo la propia definición de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).
La legislación comunitaria cambió, también de acuerdo con las recomendaciones de la OIV, y ahora mismo reconoce los vinos desalcoholizados (con un grado no superior a 0.5º) y los parcialmente desalcoholizados (entre 0,5% y esos 8,5º o 7º exigidos al vino tradicional). Ahora bien, los vino parcial o íntegramente desalcoholizados no son en principio una opción para las denominaciones de origen ni para las indicaciones geográficas protegidas, entre otras cosas porque tienen pliegos de condiciones con limitaciones mínimas de alcohol para garantizar un mínimo de madurez y de calidad y porque no permiten las intervenciones necesarias para desalcoholizar un vino una vez amparado como tal. En este sentido, un vino sin alcohol nada tiene que ver con un mosto, puesto que este último es un zumo de uva al que se interrumpe la fermentación de los azúcares, mientras que el segundo es un vino fermentado al que luego se le somete a un proceso industrial de desalcoholización.
Mi compañero me preguntaba por la reciente decisión de Rioja de subirse al carro comercial de los vinos de mejor graduación -«¿pero ahora vamos a hacer aquí vinos sin alcohol?»- y la respuesta es no. Lo que ha hecho la DOCa Rioja es reducir el límite mínimo de grado exigido a sus vinos para poder ser amparados (de 11,5º a 11 para tintos) y de 10,5º a 9º para blancos y rosados. Es decir, siguen sin estar permitidos los vinos desalcoholizados íntegra o parcialmente, y lo que se quiere es atender una demanda de consumidores que desean vinos, como los de siempre, pero graduación más moderada.
Ello no quita para que la desalcoholización sea un negocio emergente. Torres y Matarromera (propietario de Carlos Moro) fueron pioneros en trabajar con las técnicas de desalcoholización y en poner vinos de estas características en el mercado. Se han sumado con fuerza Freixenet y Codorníu con los vinos espumosos 0.0. e igualmente hay otros operadores de Rioja, como Vintae o Viñedos de Aldeanueva, que se han lanzado a este mercado del 0.0., mientras que otros, como González Byass u Ontañón, ya trabajaban desde hace tiempo con frizzantes y otros productos similares parcialmente desalcoholizados.
En todo caso, al menos por ahora, ninguno de estos vinos puede etiquetarse o hacer ver que son 'Riojas' y, además, deben elaborarse en instalaciones diferentes o, cuando menos, separadas.
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