Veinticuatro veranos lejos del Sáhara

Los veinticuatro niños y niñas saharauis que participan este año en el programa 'Vacaciones en paz' ya han llegado a la capital riojana. Pasarán los meses de julio y agosto alejados del calor extremo y las duras condiciones de los campamentos de Tinduf en Argelia.

En el acto de bienvenida, presidido por el alcalde de Logroño, Conrado Escobar, han participado la concejala delegada de Cooperación al Desarrollo, Laura Arrieta; el delegado del pueblo saharaui en La Rioja, Mohamed Labat, y el presidente de la Asociación de Amigos y Amigas de la República Árabe Saharaui Democrática, José Tomás, entidad que fue fundada junto al Ayuntamiento en 1993.

«Este no es un momento de palabras, pero sí que es un momento de sentimientos, así que lo primero que voy a pedir es un aplauso y daros las gracias por hacer posible esto», ha comentado Escobar.

Los veinticuatro menores, de entre 8 y 12 años, vivirán con familias logroñesas durante el verano. Este año se ha ampliado el programa, ya que, se han acogido a ocho niños con discapacidad de entre 6 y 14 años. En el caso de alguno de estos pequeños, se prevé que se alojen en un piso de alquiler que esté adaptado a sus necesidades y estarán acompañados por cuatro monitoras saharauis. Participarán en actividades junto a miembros de Aspace Rioja en un entorno que estará preparado para su bienestar e inclusión.

Mohamed Labat ha destacado que el presidente de la asociación, José Tomás, ha estado «dieciocho días de calor extremo esperando este día para poder acompañar a los niños». Tomás ha recalcado que «lo que estamos experimentando aquí en Logroño es un acto de solidaridad muy bonito que se alarga durante muchos años».

La iniciativa cuenta con un convenio de colaboración del Ayuntamiento y la asociación, dotado con 29.000 euros. El Gobierno de La Rioja ha aportado 20.000 euros. Gracias a esto, el programa sigue llevándose a cabo cada año como un claro ejemplo de solidaridad.

Más allá de estos datos, lo que más importa es lo que sucede en cada familia que se dispone a abrir las puertas de sus casas a los menores saharauis que llegan en esta época del año. Para muchas de ellas esta experiencia es una forma de aprendizaje mutuo.

Daniela y su familia han comentado que llevaban mucho tiempo esperando este momento. «Desde que me enteré del proyecto, me pareció precioso y supe que quería hacerlo», ha comentado tras el acto de bienvenida. En su caso, lo único que quieren es «aprender muchísimo sobre la estancia del niño aquí».

Mamia, una niña saharaui, ha dicho que durante el verano van «a las piscinas y la playa» y que hacen «muchas cosas», pero que lo que más le gusta es «la tele». Su madre de acogida se ha mostrado «super feliz de que venga otro años más y este año también viene su hermanita pequeña de ocho años».

Con un calendario repleto de actividades, estos dos meses de verano serán para muchos de ellos los mejores del año. Y aunque al final de las vacaciones llegará la despedida, la huella que deja esta experiencia quedará tanto en los niños como en las familias que los acogen.