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Palacio y Urdiales salen a hombros de la plaza de toros logroñesa. Justo Rodríguez

Un mano a mano de puerta grande

Diego Urdiales y Aarón Palacio, con tres orejas cada uno, salieron a hombros de La Ribera

Martes, 23 de septiembre 2025

Los compases del pasodoble 'Zapato de Oro' pusieron banda sonora al paseíllo que, precisamente, compartían dos ganadores del certamen de novilladas de Arnedo. Acto seguido, ... una ovación atronadora hizo que Diego Urdiales saliera a saludar acompañado de Aarón Palacio. No pudo haber un inicio más intenso y más a favor del toreo.

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Saltó al ruedo el primero de la tarde, un toro colorado frío de salida. Fue con cierta alegría al caballo que montaba Luciano Briceño que dejó un muy buen segundo puyazo. Instantes antes el riojano rubricó un preciso quite por chicuelinas y un galleo para dejarlo por segunda vez en el peto. Algo vio Urdiales cuando se fue directo a los medios a brindar al público. En el trasteo inicial el toro nunca fue metido del todo en la muleta, pero llegó el toreo al natural y Urdiales pulió las embestidas del animal hasta firmar naturales encajados, de una pureza extraordinaria, con la colocación más franca que cualquiera pudiera imaginar. El remate de faena fue de una torería extraordinaria, con poso, con sabor, con ese aroma que dura y perdura. En ese mismo aire fue el final de una faena rematada arriba con la tizona. Recibió dos orejas.

Tercera de feria

  • Plaza de toros de Logroño Con dos terccios de entrada se lidiaron toros de Núñez del cuvillo, el sexto fue un gran toro aplaudido en el arrastre.

  • Diego Urdiales, de tabaco y oro, dos orejas ovación con saludos y oreja con fuerte petición de la segunda.

  • Aarón Palacio, de verde hoja y oro, silencio, oreja y dos orejas.

Saltó al ruedo el tercero al que Urdiales sacó a los medios toreando por suaves verónicas, al igual que el quite que recetó en su turno al que Palacio respondió por ajustadísimas chicuelinas. Tras brindar a Fabio Jiménez, Diego se plantó a torear en los medios, siempre de frente, con un animal al que le costó bajar la cara y que midió al torero en todos y cada uno de los muletazos. Lo toreó de tal forma que tapó sus defectos haciendo que pareciera mejor. Un auténtico tratado de tauromaquia, de conocimiento de terrenos, de alturas, y todo hecho con la más absoluta pureza. Y de nuevo hubo una serie de naturales tan intensa que dejó al público sin resuello. Pinchó y se ayudó de la cruceta. La faena era de premio.

Al quinto le faltó motor, pero Urdiales lo trató con tal suavidad que el astado aguantó toda la faena. Con la dulzura del cite no le quedó otra que rendirse a la tauromaquia de un torero que tiene la pureza por bandera. De manera natural, sin alharacas, sin sobreactuar, Diego hizo el toreo. Ofreció su muleta, su alma, su vida y el toro pasó. La emoción embargó los tendidos que cantaban los muletazos de un Urdiales abandonado toreando a placer. Cortó un apéndice con fuerte petición del segundo. Urdiales demostró el extraordinario momento en el que se encuentra, con una madurez y poso que muy pocos pueden alcanzar a lo largo de su carrera.

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Aarón Palacio sorteó un primero con el que no se pudo lucir de capa. Un abrazo sincero culminó el brindis que el joven espada ofreció a Diego Urdiales. El aragonés comenzó el trasteo doblándose por abajo para continuar con derechazos mandones. Con la izquierda buscó la profundidad con un toro de una embestida desbaratada. Fue silenciado al quedar un poco bajo el mandoble.

Dos largas de rodillas y un ramillete de verónicas sirvieron como saludo al cuarto toro. El inicio de faena hizo temblar La Ribera. Palacio comenzó con pases cambiados por la espalda para proseguir con una tanda por la diestra. Pronto tomó la pañosa con la zurda y, cerrando al toro, le recetó una serie muy jaleada. Citó con firmeza y finiquitó la faena con una rotunda tanda por la diestra. Tras un final con mucha personalidad se fue detrás del acero que entró a la segunda. Cortó una oreja de peso.

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De nuevo de rodillas recibió Aarón Palacio al cierra plaza un astado que cambió la trayectoria de su embestida y con el que de Biota mostró su capacidad de resolución en la cara del toro. Estuvo dispuesto durante toda la faena, con pasajes de bella factura y no se dejó nada en el tintero. Anduvo certero con la espada y cortó dos orejas. Se puede decir que Aarón Palacio, en dos tardes, se ha convertido en torero de Logroño. La Ribera reconoció su labor, sus ganas y su arrojo en la que fue su tercera tarde como matador de toros.

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