Fiestas de San Mateo: las expectativas del día más esperado del año
El acto que da inicio oficial a las fiestas de Logroño pone a los ciudadanos frente al espejo de las contradicciones de una ciudad que muda de piel y carácter
Ella, sanitaria, más cerca de los 40 que de los 30, con pacientes, agenda saturada y toda la pesca, me preguntó a bocajarro hace siete ... días si ya había planeado lo que iba a hacer en el cohete. «Para mí es el día más esperado del año», me confesaba con una sonrisa soñadora. Yo, que en ese instante, meditabundo, trataba de planificar si iba a ser morrito o brocheta de salchichón, no supe qué contestar. ¿Cómo planificar lo imprevisible?¿Qué decisiones tomar para no perderse en una ciudad patas arriba, colapsada, extraña, beoda, feliz y efervescente? Y pedí morrito con la naciente inquietud de no recordar dónde guardé hace un año la bolsa con los pañuelos de fiestas de San Mateo.
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Mi capacidad organizativa no llega a más y la experiencia me dice que sobra con móvil, dinero, actitud y amigos para encarar lo inopinado y que salga el sol por El Cortijo.
Porque sé que hoy todo va a ir al revés. Un 'pseeeeeee, pum' a mediodía marcará el comienzo de este sábado tan diferente al resto y, al mismo tiempo, idéntico al de pasados chupinazos, jornadas de caos, regresos a casa, reencuentros venturosos, pérdidas, suciedad y barullo.
Como contrapunto al logroñés del ya se verá y algo haremos, el ciudadano de rigor germánico, que ama la planificación, esta semana solo puede apoyarse en un programa de fiestas (tan prolijo en actos como banal en el fondo) que habrá estudiado larga y concienzudamente.
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Y, si en un momento de locura transitoria, a las doce en punto decide vivir en directo el cohete en el Ayuntamiento (sin alcohol, harina, huevos ni guarradas pretéritas), también se verá amparado por las ordenanzas municipales de entrada y salida a la plaza: Obispo Bustamante, Tricio, avenida de Colón, avenida de la Paz, Escuelas Pías, Doce Ligero y paseo de la Constitución para acceder; avenida de la Paz con Juan XXIII, solo de salida.
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Y poco más, salvo el trabajo de policías, personal de la organización, sanitarios y la buena voluntad de los congregados, servirá de báculo para ese probo vecino. Jamás encontrará en el programa los gritos de 'no seas rata, el agua está barata' en la calle Portales, el rock salvaje desde los balcones de San Agustín, las faldonetas y las camisetas del difunto Logroñés, el sudor de Ventura pinchando en el Brieva la música del chupinazo (Carlos Jean, apunta esa playlist), las risas, meados, besos, broncas, resacas e ibuprofenos del día más esperado del año para muchos.
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