Vaquillas en San Mateo
Acrobacias y esprints a 30 metros de la vacaLa Ribera cerró sus mañanas con numeroso público para ver un popurri que arrancó con volteretas de especialistas y acabó con dos becerras para los niños y los menos atrevidos
Saltos, quites, revolcones, volteretas, carreras, cornadas, quiebros... Todo está en las vaquillas, aunque seamos sinceros, en pequeñas dosis. Uno de los espectáculos más populares de ... las fiestas de San Mateo, un escenario plagado de familias y cuadrillas de adolescentes, ha bajado el telón mañanero con un popurri de casi dos horas que arrancó con los especialistas, siguió con los aficionados y terminó con un doble encierro con becerra para los más pequeños, si bien los niños fueron minoría.
Dos tercios de entrada para las vaquillas pasadas las nueve y media de la mañana. Le ponen ganas los logroñeses que han acudido estos día al coso taurino, entre los muchos que madrugan y los pocos supervivientes que llegan de empalmada. El recibimiento fue agradable y entretenido, con un aperitivo de media hora a cargo de cuatro especialistas que deleitaron a los presentes con sus acrobacias y su soltura frente a la vaquilla. La comparación con lo de que vino después fue odiosa.
Y es que de la banda sonora épica de Gladiator que sonaba por los altavoces se pasó al 'Mamita linda, cosita loca' o 'Sana sana, hoy voy a beber lo que me de la gana'. De la espectacularidad a una pachanga en la que puede pasar cualquier cosa pero poco suele pasar. La capea popular hizo que una treintena de jóvenes se echasen al ruedo, aunque la mayoría bien cerquita de la barrera, no vaya a ser. Alguno echó el esprint de su vida a 30 metros de la vaquilla. Pero también hubo momentos de sobresalto, como cuando la primera de la mañana provocó el revolcón de un atrevido voluntario en medio del coso. No se le volvió a ver en las siguientes, no era para menos.
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Más animada salió de toriles la segunda vaquilla, tanto que pocos se atrevieron a vérselas con ella. Dos chicos de sudadera azul y rosa fueron los más reconocidos por el público, agradecidos animadores. Se fijó más la vaca en aquellos que le esperaban con una mano pegada con Loctite a la barrera. A uno de ellos, incapaz de saltar al callejón, le impulsó con una cornada de auxilio.
La cuarta vaquilla, tras una tercera de miranda por la plaza de Logroño, animó la mañana y dio lugar a un cambio de modalidad, el toreo con sudadera, ejecutado de forma impecable por esos que justifican el madrugón. Para ese momento, justo cuando se anunciaba la llegada del alcalde al palco donde ya estaban los vendimiadores, muchos ya habían comenzado a desfilar. No estaba siendo muy animada la mañana e incluso el público se olvidó de aplaudir esos últimos recortes que bien merecían un agradecimiento. La quinta res pasó sin pena ni gloria, tocaba cambio de tercio.
De la banda sonora de Gladiator se pasó al 'Mamita linda, cosita loca'. De la espectacularidad a la pachanga
Por ser la última mañana de vaquillas, como anunciaron desde megafonía, se soltaron dos becerras para los más pequeños y los menos atrevidos. La mini vaquilla recorrió el coso con ímpetu juvenil entre la marabunta. Casi podía decirse que había más gente abajo que en las gradas, probándose frente al pequeño ejemplar que por momentos parecía algo agobiado por la situación. Tuvieron las becerras más enganchones que sus hermanas mayores, cerrando la última mañana matea, si bien el espectáculo no se despide.
Mañana, la plaza de toros acoge a las 18.00 horas el Campeonato de España de recortadores por comunidades, organizado por la riojanaa Toropasión. Quince especialistas llegados desde diferentes puntos del país, entre ellos el alfareño Omar Fadrique, ofrecerán su mejor repertorio en el coso logroñés ante cinco toros. Palabras mayores. Las entradas, a la venta en las taquillas de la plaza y 'toropasion.net', cuestan 15 euros.
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