Los merenderos 'ilegales' afloran en Logroño y la Policía Local estudia el modo de atajarlos

Las estadísticas que entonces se hicieron públicas, las de los expedientes tramitados entre finales de 2022 y principios de 2023 «con especial incidencia durante la Navidad», dejaban a las claras que la capital de La Rioja, como tantas otras ciudades, tenía un problema, un problema además que puede suponer un quebradero de cabeza desde varias perspectivas: pues a la infracción por el desempeño de una actividad económica sin declarar, se le une la correspondiente a los incumplimientos de la normativa urbanística en general y de la ordenanza de ruidos en particular.

Así, tal y como se dijo entonces y según se confirma de nuevo ahora, «la mayoría de estas denuncias están precedidas de quejas vecinales por ruidos o molestias generadas por estos locales, que no están acondicionados debidamente». Y es que actualmente, y justo un año después, desde el Consistorio capitalino vuelve a señalarse tal fenómeno, en este caso con la denuncia de los propietarios de, textualmente, «tres establecimientos habilitados como merenderos y destinados al alquiler a particulares para la celebración de fiestas y eventos».

«Los mismos carecían de la licencia necesaria, de las medidas mínimas de seguridad y de aquellas otras destinadas a evitar ruidos y molestias a colindantes», se añade en el parte de actuaciones de hace dos fines de semana dentro de las inspecciones llevadas a cabo por la Policía Local, que, consciente del problema, analiza las posibilidades para atarlo y que, como poco, no vaya a más. «La preocupación existe porque hay que evitar que el problema, que de momento se centraría en unos pocos locales, se generalice con todo lo que lleva implicado», reconoce Héctor Ruiz, comisario jefe de la Policía Local de Logroño.

«De un tiempo a esta parte, sobre todo desde la pandemia aunque también pasaba antes, se ha detectado que hay merenderos ilegales; merenderos particulares que se alquilan como si fuesen de uso público sin ajustarse a la normativa que requiere un acondicionamiento del local, desde los niveles de insonorización a los requisitos de seguridad, como si de un bar o cafetería se tratase, pues se consideran locales de pública concurrencia», explica el comisario jefe.

Así, a exposición pública salen puntualmente solicitudes para el cambio de régimen de merendero de 'uso privativo' a 'uso en alquiler', aunque son muchos más los que 'trabajan' al margen de la legalidad vigente. El problema está ahí, pero no es fácil de detectar según la Policía Local. «Personados en el lugar, al estar bien aleccionados, nadie admite que lo ha alquilado, con lo que es muy difícil de probar y, por tanto, como mucho acaba con un sanción por ruidos llegado el caso, pero como podría ser la ocasionada por una quedada en cualquier piso», argumenta Ruiz, quien habla de que ya se han decretado algunos ceses de actividad –en el centro y fuera del mismo– y que los esfuerzos se centran en que, a la par que afloran, no proliferen.

Por eso, desde la Policía Local se estudia la forma de atajarlos y, a día de hoy, la posibilidad de la elaboración de un censo de merenderos 'ilegales' está ya sobre la mesa, amén de la posterior campaña policial. «Vamos recopilando locales, y ya después se haría una campaña informativa a los titulares advirtiendo de la presunta ilegalidad y de las sanciones que se podrían imponer, lo que culminaría con otra sancionadora de inspección y control».

Un problema con varios afectados. Así se comienza a percibir la proliferación, o al menos el afloramiento, de los merenderos 'ilegales', es decir, aquellos que se alquilan para eventos particulares sin la pertinente licencia y, por tanto, sin las condiciones requeridas para ello en la normativa municipal.

Un problema, por tanto, que es visto por los locales de ocio de alquiler como «competencia desleal», y que se manifiesta en forma de ruidos –y otras molestias aparejadas a las celebraciones– para los vecinos. Diario LA RIOJA ha hablado con ambos colectivos de afectados y sostienen que el fenómeno ni es nuevo ni pilla por sorpresa al Ayuntamiento y a la Policía Local.

«Hay quien ve que esta actividad es un chollo, que basta con hacer negocio con cualquier local, sin acondicionarlo ni darse de alta... En mi caso, tras una notable inversión, empezamos hace 10 años y si antes estábamos ocupados casi todos los días de la semana, ahora solo lo estamos los fines de semana, con lo que es evidente que existen esos merenderos de los que hablamos, pues no pocos clientes te llaman para hacer una reserva y al final optar por este tipo de competencia, que es desleal», explica la dueña de varios negocios reglados.

Mientras tanto, los vecinos de este tipo de locales llevan años de denuncias por las molestias que causan 'establecimientos' que no tienen en cuenta los riesgos que entrañan. Y es que no solo es necesario cumplir con las normativas legales, sino también garantizar la seguridad y el bienestar de los asistentes. «Son merenderos particulares que se alquilan sin licencia de actividad», dice un vecino que ha sufrido a uno durante 11 años hasta verse obligado a vender el piso –y que cifra en hasta 13 los presentes en el Casco Antiguo–. «Puedes llamar cada fin de semana a la Policía Local, pero no les da», concluye.