Mantible, definitivamente «medieval»
Los últimos análisis durante la recuperación del arco logroñés datan la construcción del puente «en torno a los siglos X y XI»
Si bien en cuanto a sus orígenes existen más sombras que luces, con unos autores catalogándolo como romano y otros como medieval, lo cierto es que con el paso de los años la leyenda va dejando paso a la realidad. No en vano, los últimos análisis al respecto datan la construcción del puente Mantible «en torno a los siglos X y XI».
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Al menos así lo expone la monografía presentada recientemente sobre la consolidación y restauración logroñesa de los restos de la orilla de El Cortijo, volviendo a levantar el arco riojano tras su anunciado derrumbe durante largo tiempo, una caída que finalmente se concretó entre el 24 y el 25 de enero de 2021 –dando cuenta de los trabajos que iniciados aquel septiembre se prolongaron, dada su complejidad, hasta principios de 2024–.
'Reconstrucción del puente Mantible logroñés: antecedentes, estudios y procedimiento', publicación protagonista de una pasada jornada divulgativa (foro técnico en la práctica) sobre «las particularidades del proyecto» (con la participación de los autores del mismo, responsables de la obra y de la contratación y del arqueólogo asesor), ha venido a confirmar «su origen medieval».
Y lo hace con los resultados del análisis de una serie de muestras de mortero mediante Luminiscencia Ópticamente Estimulada (OSL), una «técnica que se utiliza para datar materiales sedimentarios, como cuarzo o feldespato, que han estado expuestos a la luz solar antes de ser enterrados», realizados por la Unidad de Geocronología de la Universidad de La Coruña.
El análisis de morteros mediante Luminiscencia Ópticamente Estimulada y radiocarbono, últimas pruebas cronológicas
Así como de unas muestras de carbones de mortero y un fragmento de un listón de madera analizadas por radiocarbono (Carbono 14), un «método utilizado para determinar la edad de materiales orgánicos en la desintegración radiactiva del isótopo carbono-14», en el Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla.
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Ambos análisis, de hecho, no han venido sino a reforzar la hipótesis de partida basándose en informes y referencias bibliográficas anteriores: que sus características formales, tecnológicas y funcionales «no se ajustan a las de los puentes de cronología romana» mientras que «su analogía con otros puentes medievales» relativamente cercanos, así como la total ausencia de referencias bajomedievales, «nos permiten proponer una cronología medieval para Mantible» –amén de que «no da servicio a itinerarios conocidos por los textos clásicos o por trabajos arqueológicos»–.
Las características formales, tecnológicas y funcionales de la infraestructura no se ajustan a las romanas
En conclusión, resume la publicación editada por Trycsa, adjudicataria de las obras en el Bien de Interés Cultural (BIC) rodeado de misterio, «la arqueometría permite argumentar la construcción del puente Mantible a partir del siglo X, sin embargo, la arqueología nos sugiere avanzar las obras al siglo XI».
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«Es a lo largo del siglo X cuando la frontera con al-Ándalus comienza a replegarse a la cuenca del Tajo, hecho que animó la apertura de rutas entre Navarra y La Rioja, vías que en el siglo XI estaban empleando los peregrinos a Santiago», sentencian haciéndose eco de estudios anteriores para situar, definitivamente (y por ahora), los orígenes del monumento.
Cuándo y cómo llegó a su estado de ruina, un enigma aún sin resolver
La publicación presentada sobre la «consolidación y restauración del arco de la margen derecha del Ebro», data el origen del mismo, pero no aclara otro de sus enigmas : cuándo o cómo llegó el puente a verse reducido a sus actuales restos. «El primer documento que hace posiblemente referencia a esta construcción es el mapa de Tomás López de 1769, en el que se indica en una posición válida para Mantible un 'puente a medio demoler'», indican. «Sabemos que al menos desde mitad del siglo XX hasta hace bien poco solo se mantenían en pie dos ojos (...) pero no cuándo llegó a ese estado», añaden recordando un posible 'croquis del natural' de 1874 ('La Ilustración Española y Americana') donde los pilares de la orilla alavesa aún conservaban gran parte de su altura en pie a mediados del siglo XIX.
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