¿Qué hacer en Logroño en julio?
Una propuesta cultural y gastronómica para disfrutar del mejor verano en la capital riojana
Alicia Fernández de Arcaya y Lucía García-Blanco
Domingo, 20 de julio 2025, 19:57
Un mes de julio sin playa y con alarmas constantes por ola de calor asusta.
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No son pocos los logroñeses que se sienten más atraídos por la orilla del mar que por la ribera del Ebro. Y el turista promedio acostumbra a realizar visitas de paso, una o dos noches cree que le bastan, tres si planea acercarse a alguna bodega. En realidad, cometen el error de olvidar el sinfín de placeres gastronómicos, lúdicos y culturales que alberga la capital del vino.
Desde sentir la historia que emana de las calles del Camino de Santiago a descubrir los secretos que esconden los calados del centro, o dejarse llevar por el jaleo juvenil que transforma cada fin de semana la plaza del Mercado; Logroño es una de esas ciudades que acoge, sorprende y siempre deja a su visitante con ganas de volver.
La tierra del vino cautiva a quien la descubre por primera vez y atrapa a quien la habita. Su verano es sinónimo de nuevas aventuras, propuestas culturales y noches de pinchos, música y bares con ambientes tan diversos que todo el mundo encuentra su sitio.
El patrimonio de Logroño se explora a pie, no hay sitio de interés al que no se pueda llegar en un paseo.
Para servir de inspiración a los oriundos que veranean en casa y para guiar a los primerizos en la ciudad, a continuación se presenta una ruta por las iglesias, palacios, puentes, parques... que, junto a alguno de los bares típicos, todos han sido testigos de la transformación de la capital y todavía dibujan sus señas de identidad.
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Oferta cultural Monumentos imprescindibles y actividades para todos los públicos
Un paseo por el corazón de Logroño
Este intinerario aspira a guiar tanto a los logroñeses desprovistos de inspiración frente a un verano en casa como a los recién llegados a la localidad.
El punto de partida es el paseo de El Espolón. Bajo la mirada del general Espartero y su caballo, se celebran de tanto en cuanto eventos, actuaciones y exposiciones temporales. Este mes, los niños pueden dar rienda suelta a su imaginación en el taller de cuentos del punto de lectura La Rosaleda.
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Al bajar por la calle Muro del Carmen se asoma el emblemático instituto Sagasta. Desde su apertura en 1900 se ha transformado en un proceso de adaptación a sus usos cambiantes y a las nuevas funciones educativas.
Rumbo al Ayuntamiento, destaca la arquitectura ecléctica de la cantera de los futuros artistas y diseñadores riojanos. Ya desde la Esdir se divisa la manada de rinocerontes que se ha asentado este verano en la plaza consistorial. No se asusten, las imponentes figuras forman parte de 'Liderazgo', la exposición con la que el artista cubano Roberto Fabelo invita a reflexionar libremente sobre temas como la preservación del planeta o la monotonía de las masas.
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Es parada obligatoria la espectacular portada románica de la iglesia de San Bartolomé, previa a la calle más veterana de la urbe. En Ruavieja se encuentran las tres joyas del enoturismo de Logroño: el calado de San Gregorio, el espacio Lagares y el Centro de la Cultura del Rioja. Sus exposiciones y actividades son una aproximación a la relación que Logroño ha construido históricamente con los peregrinos, el vino y su elaboración. Un arte que transmiten ahora a los más pequeños en la actividad lúdico-educativa 'Jugo de uva' cada lunes, miércoles y viernes. Los jueves son para los adultos que quieran educar su paladar en las catas '¿A qué sabe Rioja?'. El ciclo sirve cada semana copas de las diferentes denominaciones de origen Rioja, una experiencia sensorial única por su ubicación: los calados. La construcción en piedra de sillería con respiraderos en sus muros permite desde la Edad Media criar vino en el subsuelo de los hogares.
En el sentido contrario al Camino, toca atravesar el puente de San Juan de Ortega -les sonará más comoPuente de Piedra- abandonar el Casco Antiguo y hacer una visita a la Casa de las Ciencias. Entre los recuerdos de muchos niños de Logroño se encontrarán los ratos de juego, experimentación y sorpresas en su jardín. Este verano continúan alimentando la curiosidad de sus visitantes a través de talleres infantiles variados, el recorrido historiográfico 'La mecanización de la casa, una historia del electrodoméstico' y la muestra 'Leonardo Da Vinci y el códex de los cuentos', que ilumina una de las facetas más desconocidas del genio: la de fabulista.
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La vuelta al interior de la zona antaño amurallada se hace por el Puente de Hierro, el que fue durante décadas la entrada principal a la ciudad, después de que una gran riada acabase con el antiguo puente de piedra. En la actualidad, con ambos viaductos en funcionamiento, merece la pena contemplar desde cada uno de ellos la icónica imagen que regala el opuesto.
Es probable que antes de cruzar el río reparen en las 'Franco-españolas'. Son las bodegas centenarias que compaginan su trabajo vinícola con una propuesta cultural completa. Todos los jueves de julio celebran el 'Cine de Verano' con proyecciones al aire libre de los clásicos: 'El apartamento', 'El golpe', 'Truman'...
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Se recomienda realizar una pausa en la Iglesia de Santiago y leer en su imaginario la vida del apóstol. Calle arriba, junto a la Atalaya en la que se ha convertido la antigua casa de la Inquisición, un anciano barbudo marcado para siempre por la peregrinación vigila a sus compañeros y demás transeúntes. Se trata del mural que los artistas riojanos Carlos Corres y Carlos López Garrido erigieron con motivo del concurso 'Rutal mural jacobea'.
Este camino propio se dirige al Cubo del Revellín y la Puerta del Camino, los únicos restos de la noble muralla que sirvió de protección a la ciudad hasta el siglo XIX. A dos y tres pasos se encuentran los refugios artísticos la sala Amo Salvador y la Gota de Leche. El primero acoge este verano la colección 'Crear sin prisa' y, el segundo, concluye esta semana el ciclo de conciertos 'Desenchufados' con las actuaciones de Xeneka y La Sagrada Familia. Su gran apuesta por el talento juvenil se desarrolla en verano con concursos, ponencias y talleres como 'Introducción al Home Studio' o 'Experiencias de la viajateca, entre sueños y fronteras'.
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Aunque las artes escénicas se tomen su descanso este verano, la calle del teatro Bretón es digna de este paseo que prosigue con una parada en el Museo de La Rioja. Al otro lado de su fachada barroca, una extensa colección permanente ilustra el relato de la comunidad. Estos días, los amantes de la fotografía también pueden disfrutar de las exposiciones temporales 'Informes Gráficos' y 'La morada de las nieves'.
Hasta llegar a Portales. La peatonal que fue una de las arterías principales de la capital riojana, hoy es cobijo de emblemáticos comercios que se imponen a las nuevas dinámicas de ocio y consumo. Cualquier tarde de verano merece hacer una parada para indagar entre los míticos sombreros Dulín, los milhojas de la Mariposa de Oro, los complementos rockeros del BBCh on Rock, los libros de Cerezo o los souvenirs del Plus Ultra. Por supuesto, hay que atreverse con los marcianos sabores de la heladería Dellasera y acercarse al mercado San Blás. Una cápsula del tiempo en la plaza de Abastos en la que todavía se puede adquirir un pedacito de la vida que un día tuvo esta ciudad.
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El broche de oro a este trayecto lo pone la concatedral de Santa María de la Redonda, que este verano ha abierto al público su torre de San Pedro. Merece la pena subir los 138 escalones para admirar las vistas insólitas de la ciudad de Logroño.
Tapas, vino y verano
Una guía gastronómica por Logroño
Una de las cosas que más define a la capital riojana, aparte de sus vinos, es su gastronomía y la forma de vivirla; ya sea de pie, sentados y entre risas con una copa de vino en la mano. Una de las mejores formas de vivir esta experiencia es cuando las terrazas están llenas y la ciudad se convierte en un lugar perfecto para tapear al aire libre.
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La LaurelEl epicentro del tapeo
No se puede hablar de la gastronomía en Logroño, si no se menciona la calle Laurel, una calle que está repleta de bares y cada uno cuenta con su especialidad. Aquí uno va a picar, probar y también compartir con los suyos.
Uno de los bares con parada obligatoria es el Bar Soriano. Este local solo cuenta con un único pincho que es el champiñón a la plancha con gamba y que se sirve encima de un trozo de pan. Cerca de éste, se encuentra el famoso Bar Jubera donde su especialidad son las patatas bravas. Uno de los pinchos más famosos y que han pasado a formar parte de la historia de esta calle. Las patatas están fritas en el punto perfecto y van acompañadas de una salsa picante, también existe la opción de comerlas sin picante.
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Siguiendo por esta calle y en medio de estos dos locales, se encuentra el bar Pata Negra. En este local su pincho más típico es el bocatita de jamón con queso de tetilla y también cuenta con otros bocatitas como el matrimonio (un pincho que consiste en sardina, anchoa y pimiento verde entre pan y pan). Por último, para las personas que son más de dulce, en la carta se oferta un bocatita de Nutella.
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Calle San JuanLa calle que enamora a los riojanos
Cerca de la calle de Laurel, se encuentra la famosa calle San Juan. Una calle un poco más tranquila que la anterior, pero donde también hay unos pinchos exquisitos.
El Torres Gastrobar, un local donde destaca el bocadillo de calamares en miniatura y que se fusiona con la alta cocina. Seguimos con el Bar Tenessi y su famosa «zapatilla» de jamón o la oreja a la plancha. Estos dos pinchos son perfectos para hacer un homenaje a la cocina típica de aquí.
Otra recomendación es el Bar García. Aquí predominan pinchos como la tosta de jamón con tomate o zapatilla, tosta de cabrales, el choricillo, la tosta de tomate con cecina y queso, entre otros.
Para finalizar con un toque dulce, en una de las travesías de la calle San Juan se encuentra la pastelería Papín. Se trata de un local en el que se ofrecen pasteles de todo tipo, desde veganos, sin gluten, sin lactosa hasta sin azúcares añadidos. La pastelería perfecta para todo aquel que tenga algún tipo de intolerancia o que sean veganos.
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RestaurantesPara sentarse y quedarse
Logroño también cuenta con locales que son más pausados y en los que apetece sentarse en vez de estar callejeando y yendo de pinchos. En el casco antiguo se encuentra Casa Ríos, un restaurante en el que en su menú del día se ofrecen los tradicionales caparrones de Anguiano en un patio acogedor que es perfecto para esta época del año.
Si se busca una experiencia que sea más elaborada, en el Txebiko (ubicado en Caballerías), el chef José Luis Vicente propone una cocina riojana que es más actualizada y donde se mima mucho al producto. Por otro lado, se puede reservar - con tiempo - en Kiro Sushi que cuenta con una estrella Michelín y donde cada pieza de sushi llega a parecer una obra de arte, ya que cada detalle en la pieza de sushi cuenta.
Para aquellos que lo que buscan es un toque que sea totalmente diferente, los restaurantes Ajonegro o Íkaro combinan los sabores de Latinoamérica y País Vasco con un toque riojano.
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TardeoTerrazas, vino y tapeo
En este mes de julio que está acompañado del calor y donde los días son más largos, vivir este tipo de experiencias se multiplica cada vez más. Las calles del centro de la ciudad se llenan de bares con terrazas, el vino se sirve fresco y hay cada vez más ambiente en la calle.
En Logroño, a partir de las seis de la tarde el bullicio de la gente se mueve de la barra de pinchos a las terrazas que cuentan con música, cócteles y copas al sol. Uno de los sitios más conocidos es la plaza del Mercado, donde se encuentran bares como Biribay o Maldeamores que ofrecen desde vermuts hasta bebidas más elaboradas. Siempre acompañadas de algo para picar y un ambiente bastante animado. Por la zona de Vara de Rey, el Wine Fandango se ha colocado como uno de los mejores sitios para disfrutar del tardeo logronés, con su terraza, carta de vinos y sesiones de DJ durante los fines de semana. En la capital riojana hay varios sitios para pasar un buen tardeo y alargar la sobremesa entre risas y música. Es una forma más de socializar y disfrutar de esta experiencia.
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Este momento es el mejor para recorrer todas estas zonas, descubrir nuevos sabores y dejarse llevar por el ritmo del verano. En Logroño, no solo se trata de comer durante el tapeo, también es una forma de vivir y compartir con los más allegados.
Descubrir los alrededores de Logroño y otras propuestas
Más allá del casco antiguo
Cuando hace mucho calor, los logroñeses saben de un lugar para ir y refrescarse: el río Iregua. Este río cuenta con zonas tranquilas y accesibles para poder darse un chapuzón, tomar el sol o disfrutar de la naturaleza.
Logroño es una de las ciudades perfectas para recorrerla en bici. Hay rutas de todo tipo, como la de El Cortijo y el Puente Mantible o el recorrido de la vía romana del Iregua hasta las Peñas de Nalda, donde se grabó «Un amor» de Isabel Coixet. Si no gusta pedalear, con las canoas de Logroaventura es posible recorrer el Ebro a remo.
Para aquellos que aman la historia, subir al Monte Cantabria es una parada obligatoria. En este lugar se encuentra el yacimiento arqueológico de los antiguos cántabros. Además de su valor histórico, la cima ofrece una panorámica preciosa de Logroño.
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Logroño también cuenta con otro tipo de actividades que pueden resultar un tanto curiosas. Entre ellas se encuentran los Escape Room que consisten en resolver algún tipo de enigma. Por último, acercarse a Pixel and Games, un local de recreativos, y así jugar algunos de los juegos de arcade con los que cuentan. Este plan es ideal para hacer un plan diferente por la tarde con tus amigos.
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