Un Ebro sin árboles
Miércoles, 7 de diciembre 2022, 01:00
La cámara mira, en un año no determinado pero cercano al cambio del siglo XIX al XX, hacia el sur, desde la cabecera del puente de Hierro. La orilla del Ebro logroñesa es lo que fue muchas décadas: un erial embarrado y frecuentemente inundado, con casas de no demasiado postín que se asomaban temerosas a una traicionera orilla. Las cosas han cambiado mucho: ahora los árboles no dejan ni ver la ciudad, apenas las torres de Santiago a la derecha y de La Redonda a la izquierda se dejan entrever entre las hojas de otoño. Y lo que eran caminos sin coches ahora son carreteras.