Diferentes lenguas, un mismo destino
Educación ·
Los auxiliares de conversación de la Escuela Oficial de Idiomas llegan a Logroño dispuestos a vivir «una experiencia diferente»María Aguirre
Logroño
Domingo, 19 de octubre 2025, 08:19
La vida da muchas vueltas, y las vueltas tienen mucha vida. Y eso ha sido lo que les ha ocurrido a los seis auxiliares de ... conversación que este año imparten clase en la Escuela Oficial de Idiomas de Logroño. Cinco de ellos, Mónica, Úrsula, Esteban, Jess y Natalie, reunidos por este periódico en la sede de la EOI, esgrimen un deseo compartido: mejorar su español y vivir «una experiencia diferente».
Mónica Magnin tiene 30 años y viene de Italia, concretamente de Avellino, una ciudad al lado de Nápoles, al sur del país. Cuando vino a España, primero pasó por Barcelona y luego por Andalucía. «Al principio mi experiencia fue dura, porque en Barcelona la realidad es muy diferente, pero ahora estoy muy bien. Prefiero la vida más fácil», explica. Algo que encontró en tierras riojanas, donde está actualmente desde hace dos años. Fue el amor lo que le hizo cambiar de destino y elegir Logroño como el lugar donde vivir. «Me mude aquí por amor, porque mi pareja es de Logroño», dice sonriente y con los ojos brillantes.
Una vez aquí, se decantó por estudiar el máster en Profesorado. Esta formación le ha servido para completar el grado que cursó en Italia de Traducción Literaria. «Las prácticas del máster las hice en la Escuela Oficial de Logroño, me gustó la experiencia y este año repito aquí como auxiliar de conversación, que lo combino con mi trabajo de traductora editorial». Una experiencia que comenzó por amor y que le ha hecho ver Logroño como un «sitio maravilloso, donde puedes desplazarte rápido a los sitios –como al monte– y la vida es mucho más fácil», concluye.
Desde el noreste de Austria, cerca de la República Checa, viene Úrsula North. Ella tiene 39 años, es profesora en Primaria y, aunque «he enseñado muchos años en Viena y en Baja Austria», vino a Logroño porque «necesitaba un cambio y me postulé para ser auxiliar». Tanto es así que ve en Logroño una ciudad donde «la gente es más abierta y hace más sol». En relación a estos dos aspectos, lo que más destaca de la capital riojana es «la naturaleza y las montañas con los viñedos» y San Mateo, unas fiestas en las que dice que «el humor es... 'wow'».
Justo enfrente de Úrsula se encuentra Esteban Uriarte, de 22 años. Aunque tiene un apellido de origen vasco –porque su abuelo por parte de padre nació allí– él es francés, de Lille, en el norte de Francia, cerca de la frontera con Bélgica. En su caso, eligió Logroño por su clima: «Me gustan los climas más fresquitos, entonces el norte de España me parece estupendo». Y es en esta ciudad donde está terminado su etapa universitaria. «Estudié Filosofía en la Universidad de Lille y estoy aquí para acabar la carrera. Me queda sólo la disertación, que aquí sería como el TFG», señala. Para él, la vida en Francia también «es muy diferente». Cuenta que allí vive en un «barrio muy residencial y lejos del centro de mi ciudad». Algo opuesto a lo que está experimentando aquí: «En Logroño vivo en el Casco Antiguo, así que mi vida está siendo diferente».
A su lado, Jess Halford dice recordarle mucho a su ciudad, porque «tiene un tamaño muy similar». Hace tres semanas escasas llegó desde el Reino Unido, cerca de Londres, a La Rioja para mejorar sus competencias. Un lugar que para ella «tiene mejor comida» y una fecha de llegada que coincidió con las fiestas mateas, de las que tiene un recuerdo opuesto al de Úrsula: «Estaban las calles saturadas; ahora es mejor porque no hay tanta gente».
Al otro lado del charco, en Pensilvania (EE UU) estaba hasta hace también tres semanas Natalie Beinlich, de 22 años. En mayo de este año terminó sus estudios universitarios de contabilidad y finanzas y en las ganas te tomarse un «año libre y hacer algo divertido antes de trabajar» encontró el motivo para venirse. «Nunca había viajado a España antes, y elegí La Rioja porque quería una ciudad pequeña», anticipa en su respuesta mientras añade entre risas otra de las razones: «además me encanta el vino».
Cinco personas con culturas y formas de vida diferentes que encontraron en La Rioja un lugar diferente, pero perfecto para mejorar su español. Además de ayudar a los estudiantes matriculados en la Escuela Oficial de Idiomas a practicar la lengua de sus respectivos países de origen.
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