Comienza la eliminación de la herencia franquista de los muros de La Redonda

Si ayer se supo que el borrado de las inscripciones franquistas en los muros de La Redonda era inminente, este miércoles se ha conocido que hoy mismo comenzará la intervención para la eliminación. La Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño ha informado que la inscripción en el muro sur de la concatedral y la existente en Santa María de Palacio empezarán a cubrirse desde esta misma mañana con la masilla para taparla como mejor solución consensuada en su día por el Consejo Superior de Patrimonio Cultural, Histórico y Artístico. Eso sí, los trabajos deberán realizarse cumpliendo la normativa vigente sobre Patrimonio: sin picado y con mortero compatible con el material de soporte, bajo dirección técnica competente y con la remisión de una memoria final sobre la intervención.

En el caso de la inscripción ubicada en la fachada de la torre norte, la solución se antojaba más complicada, por lo que el Consejo ha acordado «llevar a cabo estrictamente la limpieza de la fachada, retirando las pintadas que precisamente localizan y llaman la atención sobre la existencia de la inscripción» y ubicar «una placa explicativa al pie de la misma, colocada de forma centrada en uno de los sillares» por ver esta propuesta como la menos lesiva para el monumento.

En el comunicado remitido por la Diócesis se da nutrida cuenta de las alternativas que se han valorado para poder eliminar dichas rémoras franquistas. Así, especifica que ya se «informó desfavorablemente de rellenar solo las letras con masilla por considerar que no se ofrecían garantías en lo relativo a la mimetización y durabilidad, existiendo el riesgo de que el efecto conseguido fuese el contrario al que se pretendía». De hecho, señalan desde el obispado que «dicha técnica ha demostrado en otro templo que esta actuación no solo no consigue alterar el texto, sino que mejora su legibilidad».

La inscripción en la torre norte del templo es de gran tamaño, ocupa aproximadamente una superficie de unos 4 metros de longitud por 1,5 metros de anchura y contiene 8 líneas de texto bordeadas por dos líneas decorativas. Para este caso concreto se analizaron varias posibilidades. Una sería aplicar la misma solución que para las otras 13 inscripciones, si bien preocupaba la incidencia visual que pueda tener el resultado dado su gran tamaño.

Tampoco se ha descartado labrar la piedra para romper las inscripciones o bien ocultar la inscripción con una placa de piedra, ya que supondría emplazar una pieza, con conexiones metálicas o productos adhesivos, de unos seis metros cuadrados que, aun contando con un espesor mínimo de al menos 3 cm, provocaría un efecto inadecuado en el monumento.

Igualmente no se adoptado la decisión de colocar al menos dieciséis placas independientes, cajear las caras vistas de todos los sillares afectados o incluso aplacar dicha superficie cajeada con placas independientes, por la gran afección al monumento.

Por lo que se ha acordado finalmente esa limpieza estricta y la colocación de una placa informativa al pie de la inscripción.

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