El edificio que colapsó en Juan XXIII, en demolición

Las máquinas comenzaron el derribo a media tarde del jueves, tras el desalojo de dos comunidades de vecinos más, las del 14 y el 20 de Calvo Sotelo

Jueves, 27 de julio 2023, 17:24

La parte del bloque anexo a Adoratrices, en Juan XXIII número 8, que se desplomó el martes está a punto de ser historia. La ... demolición del edificio, prevista para el pasado miércoles, se inició finalmente el jueves pasadas las cinco de la tarde. A esa hora una enorme grúa comenzaba a dar 'dentelladas' al hormigón de un pabellón en planta baja (ver imagen superior) para ganar espacio donde amontonar el escombro del edificio semiderruido. El esqueleto de tres plantas irá desapareciendo en las próximas horas, yendo piso por piso, de arriba hacia abajo, gracias al brazo extensible de la máquina pesada. La operación no es complicada, pero sí delicada por la proximidad de la estructura colindante, según explicaron a este medio policías presentes en las obras. De hecho, existían dudas de si el ala que da a Juan XXIII y, aparentemente no ha sufrido daños, tendrá que derribarse también.

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Con viento y algo de lluvia de tormenta, las condiciones climatológicas no parecían las idóneas para iniciar a primera hora de la tarde las tareas de demolición. Sin embargo, esta circunstancia acabó siendo el mejor aliado para que los trabajos se realizaran en las mejores condiciones. El agua aminoró las intensas nubes de polvo y de paso vació las terrazas que estos días permanecen llenas por la tarde. De hecho, las labores -realizadas a puerta cerrada- apenas llamaron la atención de los escasos viandantes de la zona a esa hora de la tarde.

Si el inicio de los trabajos se esperaba a media mañana, una vez desalojado el número 20 de Calvo Sotelo a las diez y media, después se pospuso a las dos de la tarde, cuando salieron los vecinos del número 14, que también debieron abandonar sus casas. Los de los números 16 y 18 ya habían dormido fuera de sus domicilios. Se trataba, decía el concejal de Urbanismo, Javier Martínez, de tomar las máximas precauciones ante una estructura que ya había colapsado y que generaba dudas. La demolición no fue, por tanto, un derribo ordinario, sino hecho «por razones de emergencia para eliminar riesgos».

Así, los vecinos fueron saliendo de sus casas, primero unos y después, otros, con sus bolsas sin saber cuándo volverían. Una vecina del número 14 contaba que llevaba en su equipaje la falda y la blusa que iba a usar por la tarde en un funeral. «Tenemos las máquinas en las narices», decía, por la proximidad del derrumbe a su domicilio. Esta noche la habrá pasado en casa de su hermana.

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Muy cerca, una vecina del número 16, que llevaba dos noches fuera de su casa y ya habrá sumado la tercera, apuntaba que apenas si tenía la ropa de trabajo. Algún vecino suyo había podido entrar a su vivienda por la mañana a recoger alguna cosa más, dado que la situación que están viviendo se alarga, pero a ella esas horas le pilla trabajando. ¿Cama? En la casa de su hijo. Una de las vecinas del número 20, que no esperó a que diera la hora que les habían puesto para irse, relataba que había dejado a su madre en casa de su hermano y que ella se iba a quedar en el estudio que utiliza para trabajar. Otra de las vecinas de ese bloque se iba a ir con sus padres al pueblo.

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Justo Rodríguez

Desde una tienda que lleva clausurada dos días señalaban que, si ya estaba pasando malos tiempos el sector en esta zona, ahora que estaban en un momento «más plano», les toca este incidente que les impide vender. Alguno de los comercios tuvo que levantar la persiana un rato para que sus clientes pudieran recoger la ropa encargada para bodas de estos días. Si a los vecinos se les advertía que su marcha podría durar hasta las ocho de la tarde de hoy, también se les tomaban los datos para avisarles si la situación se arregla antes.

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Albañilería ligera

La empresa Ocisa lamentó «el aciago incidente» que se produjo en la antigua residencia de Adoratrices, el «desgraciado fallecimiento de un trabajador, que supone una pérdida irreparable» y el trastorno que se han generado entre los vecinos y negocios próximos. Además, puntualizó que el cometido de la firma en la obra es la construcción y rehabilitación una vez que este hubiera sido demolido de forma previa a la contratación de Ocisa. «Las tareas que Ocisa se encontraba realizando en el momento del colapso eran de albañilería ligera y no afectaban a su estructura», añadió. Tras indicar que están colaborando desde el momento del accidente en solventar todas las cuestiones derivadas del mismo, la empresa lamentó «las acusaciones malintencionadas que se han vertido sobre ella porque no son ciertas y porque no contribuyen a arreglar el problema».

Por lo que respecta al trabajador fallecido, Mahfuz Hussain, su familia ha comenzado los trámites burocráticos para repatriar su cadáver.

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