Los ajustes contables agitan los ánimos de gobierno y oposición en el pleno de Logroño

El concejal titular de Hacienda, Francisco Iglesias, presentaba la declaración de no disponibilidad de un crédito de 1.283.500 euros procedente de partidas presupuestarias sobrantes en materias como Parques y Jardines o Servicios Sociales. «Van ustedes muy lentos para ajustar el déficit presupuestario de este año», espetó Antoñanzas. «La no disponibilidad de crédito es lo mismo que decir recortes», opinó, por su parte, el socialista Luis Alonso, que afirmó que «el plan de gestión no es optimización, sino recortes: menos magia y más realidad». En su turno de palabra, Iglesias acusó a Antoñanzas de «demagogia barata» y argumentó que el Gobierno de España ha aumentado en un solo año las cotizaciones sociales del Ayuntamiento por valor de más de cinco millones de euros. «No vamos a dejar de aplicar el plan de gestión; vamos a gestionar mejor los dineros de los logroñeses», remarcó el edil. «A usted siempre le sobra de las mismas partidas y siempre aumenta las mismas, Festejos y Protocolo», rebatió Amaya Castro, de Podemos, suscitando una nueva réplica de Iglesias:«No se recorta nada, usamos bajas de contratos».

La aprobación de dos suplementos de crédito, uno de 429.460,37 euros en materia de derramas en inmuebles con participación municipal y facturas de la luz atrasadas y otro de 10.000 euros por un cambio de epígrafe de la subvención a la Universidad de la Experiencia, calmaba ligeramente los ánimos para luego volver a arreciar. Ambos dieron pie a nuevas acusaciones de mala gestión y mala planificación económica por parte de la oposición. «El presupuesto tiene trampas que tienen que solventar con nuevos suplementos de crédito», reparó el socialista Iván Reinares antes de que la votación, gracias a la mayoría de los populares, saliera adelante.

Y de nuevo la economía, con dos reconocimientos extrajudiciales de crédito, uno para pagar a una empresa organizadora de un campamento estival y otro de un contrato que no se prorrogó adecuadamente y quedó fuera de la actividad contractual, volvió a caldear el ambiente. Las acusaciones de planificación deficiente en las distintas unidades enzarzaban de nuevo al edil de Hacienda, Francisco Iglesias, con Rubén Antoñanzas, a quien aquel afeó su «bajeza» por insinuar que una vacante de un puesto público se había utilizado como fuente de ahorro municipal.

Tras la parte resolutiva, fue el turno de las mociones que, al no concitar los apoyos de la mayoría de los votos que ostenta el PP, no lograron la aprobación del Pleno. Primero se debatió la propuesta de Vox para eliminar motivos partidistas de las fachadas de los edificios públicos. A cuenta de los símbolos de apoyo a Palestina vistos durante las fiestas de San Mateo en el Ayuntamiento, María Jiménez exigió que «se prohíban elementos identificativos de posturas políticas en edificios públicos» y que no se retire la bandera de España porque la enseña nacional «no divide sino que une». «Nuestra ciudad necesita menos policías de balcones y más soluciones a los problemas reales», zanjó Amaya Castro, de Podemos. El mismo rumbo desestimatorio tomaron la propuesta del PSOE para asumir el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática y la del PR+ sobre la modificación del funcionamiento de las comisiones informativas del Ayuntamiento de Logroño.

El orden del día prosiguió ya con más sosiego con dos intervenciones informativas del gobierno municipal. En la referente al Presupuesto 2026, Iglesias lamentó la indefinición del Gobierno estatal en materia de límite de gasto y de entregas a cuenta, lo que obliga a planificar «a ciegas». Sobre el Plan General, los concejales de Urbanismo esbozaron las líneas del nuevo contrato de revisión del documento, una guía que llevará «a la ciudad a la vanguardia». Tres preguntas y un ruego desde la oposición cerraban más pausadamente las cinco horas largas que duró la, por momentos, bronca sesión.

Era inevitable que en el primer pleno tras las recientes fiestas de San Mateo se trataran los asuntos relacionados con los festejos. Dos mociones, una del PR+ y otra del PSOE, abrieron el debate para ahondar en la herida de unas «más que mejorables»fiestas, en palabras de Amaya Castro. La primera propuesta, que defendió Rubén Antoñanzas, instaba a crear un grupo de trabajo con representación de los colectivos sociales para diseñar y consensuar un nuevo modelo de las fiestas de San Mateo, un «fiasco» a su juicio, y para que se presentara un primer borrador con propuestas concretas en este trimestre. En su turno, la socialista Carmen Urquía reparaba en que «las fiestas de San Mateo de este año han demostrado que más dinero no supone más calidad» y sugirió ganar en «profesionalidad».

La edil de Festejos, Laura Lázaro, rechazó el diagnóstico de la oposición y anotó alguna idea sobre dar más voz a la participación ciudadana. Al respecto, Lázaro también señaló que ya se trabaja en los próximos Presupuestos para planificar los festejos del año que viene con «novedades y mejoras».

Por su parte, la moción socialista que defendió Kilian Cruz sobre la creación de la figura de un director técnico de Actividades Festivas que profesionalice la planificación festiva para poder relanzar las fiestas recabó el rechazo frontal de todos los grupos que lo tildaron de «gasto innecesario y poco eficaz».

Más esperada fue la intervención de Miguel Sáinz, citado varias veces como responsable de la planificación festiva. Tras (de nuevo) atribuir al PSOE parte de la culpa de que la empresa interesada en gestionar el Espacio Peñas desistiera, Sáinz destacó la ambición en organizar unas fiestas que han sido «multitudinarias»: «Somos los primeros en pensar que San Mateo es mejorable, pero ustedes son los únicos que creen que han sido los peores». El concejal de Promoción de la Ciudad cifró en cerca de 150.000 euros el aumento presupuestario de Festejos y ponderó que la programación musical ha sido «de gran calidad».