Lo que el agua se lleva y la crecida deja

El Ayuntamiento de Logroño evalúa los desperfectos sufridos en las riberas del río y su afluente a su paso por el término municipal de la capital de La Rioja tras los últimos temporales y a la espera de las siguientes avenidas, daños que en esta ocasión son mayoría en el parque del Iregua, con especial incidencia en la zona de la desembocadura del afluente del Ebro.

Así lo explicaba ayer la propia Administración local, que mientras aguarda a abordar con la propia Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) asuntos pendientes, elabora su particular listado de actuaciones a fin de ir dando cuenta de las mismas según el tiempo lo vaya permitiendo. «Con la CHE se hablará, claro», confirmaba el concejal de Medio Ambiente, José Manuel Zúñiga.

Desde el área en cuestión, con el concejal del grupo municipal de Unidas Podemos al frente, se apuesta por la renaturalización de los ríos, por lo que se quiere ir con pies de plomo en todas y cada una de las intervenciones en las riberas, y sobre todo, en el soto inundable donde tradicionalmente se acumulan gran cantidad de árboles, troncos y ramas y otros materiales sólidos arrastrados por las aguas que llegan a formar auténticos diques aquí y allá.

El embarcadero es una de las zonas sensibles a orillas del Ebro donde hace algunas fechas se procedió a ejecutar una actuación puntual de mejora de la salubridad en el entorno. Se retiraron limos, según explican fuentes oficiales del Ayuntamiento, aunque habrá que ver qué solución se encuentra a los recurrentes problemas de una dotación sin el uso esperado. La misma, en cualquier caso, debería llegar de manos de la CHE, y así se lleva haciendo saber desde la capital riojana desde hace años, aunque sin efecto alguno.

Amén de los asuntos pendientes que parecen enquistados, Medio Ambiente sí que tiene claras algunas de las medidas que se deben llevar a cabo tras las últimas crecidas, como son la replantación de arbolado en el parque del Iregua que sustituya a los ejemplares dañados en las últimas semanas, algunos de ellos retirados si representaban cualquier tipo de riesgo para la seguridad. Los datos municipales cifran en alrededor de 80 árboles los dañados durante los pasados temporales, y se aprovechará la próxima época de plantación para su renovación, pues existe una partida concreta para situaciones de este tipo.

De la misma manera, el camino del parque en los alrededores de la depuradora también será objeto de una adecuación tras las últimas venidas e idas del agua. Será necesario que pasen las máquinas para los correspondientes arreglos y reparaciones, eso sí, confirmaban las mismas fuentes oficiales.

Al margen de los asuntos pendientes que parecen enquistados y que deben ser tratados con la CHE -desde la misma Confederación Hidrográfica se informaba a este periódico de que a día de hoy se están aún realizando las pertinentes visitas de campo para detectar y concretar las afecciones de la última crecida-, y de las actuaciones menores que el Ayuntamiento da por seguras al ser de competencia municipal, quizás lo más llamativo sea la gran cantidad de basura que salpica todo el conjunto dando una imagen próxima a la de un vertedero. «Limpiar, llegado el momento, se limpia... pero es algo que tenemos que ver la manera de atajarlo», pone de manifiesto al respecto el concejal delegado del ramo, José Manuel Zúñiga.