Diez meses en una montaña rusa
La UD Logroñés no ha sido capaz de superar sus muchas limitaciones, ni siquiera el día que se jugaba la vida
Diez meses circulando por una montaña rusa. Esa ha sido la temporada de la UD Logroñés que este domingo concluyó. Diez intensos meses, ... con 42 partidos, con horarios desconocidos, antes rivales de todo tiempo, de sonrisas, de lágrimas, de emoción y, sobre todo, con las gradas de Las Gaunas cerradas en la campaña en la que Logroño y La Rioja por extensión, ponían fin a dos décadas, a veinte años, de apagón del fútbol profesional. Todo para nada, para morir sin pena ni gloria, sin haber cumplido con su misión.
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Cualquier equipo que llega a Segunda División lo hace con enormes limitaciones deportivas y económicas. Deportivas, porque el poder de sugestión para los futbolistas es escaso y máxime si eres debutante en la categoría y con corta historia, como es el caso de la UD Logroñés. Y económicamente, porque estás absolutamente condicionado por el límite salarial de la plantilla. En el caso de la UD Logroñés, ese límite es diez veces más pequeño que el del Espanyol. Es decir, ya no compites en igualdad de condiciones.
Así la UD Logroñés dio sus primeros pasos en la categoría en Gijón, tierra amiga. Y perdió. En el último minuto, pero perdió. Los riojanos tuvieron que esperar hasta la quinta jornada para destejar su primer triunfo en la categoría. Fue sobre el Almería, uno de los llamados a pelear por el ascenso en aquel momento. El tiempo les ha dado la razón. Aquellas primeras jornadas enseñaron a los blanquirrojos a vivir en descenso. El triunfo sobre los andaluces les sacó de él, aunque era una tabla engañosa, pues habían disputado un partido menos que muchos de sus rivales.
Octubre no solo fue el mes de la primera victoria, sino también el que cambió el camino riojano en la primera vuelta. Al triunfo alcanzado en Oviedo (2-3), primero lejos de Logroño, le siguieron cinco más. Dieciocho puntos en seis partidos. Algo impensable para un recién ascendido que durante cuatro jornadas, en noviembre, se movió entre los diez primeros clasificados. Y durante dos jornadas llegó a alcanzar la séptima plaza.
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La dura derrota que el Mallorca le infligió el último fin de semana de noviembre abrió la primera época oscura. Los hombres de Sergio Rodríguez entraron en una dinámica perdedora, que se acentuó en Liga hasta alcanzar las cinco consecutivas, y que también acogió el adiós en la Copa en Amorebieta. El equipo vasco será uno más en Segunda a partir del 1 de julio.
El 2 de enero, la UD Logroñés ganaba al Mirandés. Se rompía la tendencia antes de concluir la primera vuelta. Una grata noticia. Lo que no imaginaron aquellos rostros sonrientes es que se abría un nuevo periodo de oscuridad, el segundo, que se tradujo en doce partidos sin conocer la victoria y seis puntos sumados únicamente. Periodo más preocupante que el primero porque la Liga avanzaba, porque la UD Logroñés se había convertido en un equipo abatido, sin vida. Aun así, las rentas alcanzadas le permitían vivir fuera del descenso.
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La victoria sobre el Tenerife, el 3 de abril, frenó la tendencia. Nuevas cuentas que se repitieron cuando ganó siete días después la UD Logroñés en Miranda de Ebro. Oxigenaba su situación. El empate en Vallecas sumaba un punto más a la causa en vísperas de dos partidos fundamentales para los riojanos: Cartagena y Castellón. Había tantas esperanzas puestas en ellos que ya se contaba con la salvación en caso de ganar ambos.
La bofetada fue enorme, incluso más a nivel anímico que deportivo. La victoria del Cartagena en Las Gaunas rompió todos los esquemas porque, además, el equipo no compitió. Mereció ganar en Castellón, pero la madera se cruzó en su camino. Un punto de seis posibles y con el 'goal average' en su contra. A estos encuentros les siguieron dos imposibles, Girona y Leganés, con siete goles encajados. Andy devolvió la sonrisa y la vida al club con su gol sobre el Fuenlabrada, antes de perder en Almería, donde se buscaba un punto. Así, la última bajada de esta larga montaña era a tumba abierta, a todo o nada. Descarriló la UD Logroñés. Y no puede culpar a nadie. Ha descendido siendo el equipo sin espíritu sin entender muchos conceptos futbolísticos básico y por méritos propios.
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