«Vivimos ya un proceso de riesgo máximo donde se nos obliga a no confiar en nadie»
Víctor Renobell | Sociólogo y antropólogo ·
Renobell cree que «seguiremos siendo quizá más individualistas y poco solidarios cuando todo esto acabe» y reivindica que «sin ayudas no remontaremos el estado de bienestar»«Hemos entrado en una nueva dimensión de la sociedad del riesgo». Víctor Renobell, doctor en Sociología y máster en Antropología y en Ciencias Políticas, ... entre un rosario de titulaciones, y profesor en varias universidades (en la actualidad coordina el grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública de la Unir), reconoce que «estamos ante un hecho social sin precedentes».
– Para un sociólogo y antropólogo el escenario que ha dibujado el COVID debe ser terriblemente atractivo. Y subrayo lo de terriblemente.
– Es muy interesante porque estamos viviendo un experimento social de magnitud mundial. Están cambiando las normas sociales día tras día y el ciudadano se siente perdido. El ser humano necesita estabilidad social para poder formar la sociedad.
– Quién iba a decir que un virus se convertiría en uno de los más destacados agentes del cambio social, si no en el principal...
– El cambio social en una sociedad se mide por generaciones. Es lento y ahora tenemos un proceso sobrevenido. Cambios en la vida cotidiana, laboral, familiar. En una sociedad como la española, el contacto siempre es un punto principal en nuestras relaciones y ahora se nos está negando. En cierto modo, estamos ante un fenómeno contracultural. Decirnos que no nos reunamos, que no nos toquemos, es pedir a una sociedad que cambie sus normas más importantes de relación social.
– ¿Se ha constituido el SARS-coV-2 como el paradigma del 'hecho social total' que acuñó el sociólogo y antropólogo Marcel Mauss?
– Se trata del 'hecho social total' que abarca todos los escenarios posibles. Se han modificado las conductas íntimas y las laborales. Hemos entrado en una nueva dimensión de la sociedad del riesgo, que planteaba Ulrich Beck. Vivimos ya un proceso de riesgo máximo donde se nos obliga a no confiar en nadie. La campaña de «no abraces a tus abuelos» ataca a las relaciones más consensuadas. Tú mismo puedes ser un agente contaminante de tus seres más queridos sin saberlo. Se nos obliga a desconfiar hasta de nosotros mismos. Estamos ante un hecho social sin precedentes que cambia las normas sociales afianzadas.
– ¿Éramos más vulnerables como sociedad de lo que pensábamos?
– Nos hemos vuelto vulnerables ante todo; los políticos son vulnerables y cometen errores; los ciudadanos, también, y llegamos al punto en que todo es un ataque.
– ¿Con qué sociedad, en el caso de España, se ha encontrado la pandemia?
– Con una sociedad consolidada, unos valores y normas sociales que permitían la convivencia. Estábamos saliendo de una crisis y ya nos metemos en otra. La solución tiene que venir del Gobierno. Han de mejorar las ayudas, la sanidad, el sistema laboral... Sin ayudas no remontaremos el estado del bienestar.
– ¿Qué tipo de sociedad es la que mejor está afrontando la pandemia, con qué países o zonas se corresponde?
– El mundo asiático es el que mejor está resolviendo la pandemia, porque culturalmente y políticamente han tenido normas y procesos de sumisión al poder mucho más marcados que la cultura occidental y/o democrática. Además, los contactos sociales son de menos alcance que en Occidente.
– ¿Qué ha evidenciado el COVID?
– Que no somos tan fuertes o poderosos como nos creíamos. Estamos a merced de las consecuencias del mundo globalizado. En una sociedad donde el tiempo es oro estamos viviendo una situación de 'stand by' de casi un año.
–¿Ha aniquilado el grupo al 'yo', al individuo, la pandemia?
– Seguimos siendo una sociedad individualista propia del capitalismo y de los valores judeocristianos. Aunque en plena pandemia podíamos ver conatos de solidaridad, de denuncia social de quien no siguiera esa 'nueva normalidad'. Pero seguiremos siendo quizás más individualistas y poco solidarios cuando todo esto acabe. En Europa entendemos que el Estado es el que ha de ser solidario, y no los individuos.
– ¿La virtualización de las relaciones llegó para quedarse?
– Por una parte, las aspectos tecnológicos han venido para quedarse, los contactos virtuales seguirán. En la primera ola servían como sustituto de la presencialidad. Pero ya nos hemos acostumbrado. Por eso ahora vivimos peor un cierre de la cotidianeidad.
– El virus ha ahondado brechas preexistentes...
– Como en todas las crisis, está aumentando las diferencias sociales. Pero el virus no ataca por igual a todos. Las 'bienestantes' tienen más recursos para frenar el virus. Eso ha pasado siempre.
– Desánimo, miedo, incertidumbre, duelos... se han instalado entre la población. Sin mencionar la crisis económica. ¿Cómo supera una sociedad semejante cúmulo de adversidades?
– Con el esfuerzo económico y emocional de todos. La sociedad también es resiliente y sabe sobreponerse. Después de guerras o catástrofes, la gente regresa a su día a día, aunque con diferencias, ya nada vuelve a ser como antes y en este caso el COVID será algo que marcará la vida de todos.
–¿Qué secuelas dejará?, ¿qué futuro nos espera como sociedad?
– El futuro es 'postvacuna'. Todo será diferente y muchas cosas como la extrema higiene, apartarnos del contacto social de desconocidos o las mascarillas en ciertas situaciones ya nos acompañarán el resto de nuestras vidas.
– ¿Y de qué estamos a tiempo aún?
– De seguir las normas. Ya sabemos cómo se curan los contactos, siguiendo extremas medidas de aislamiento social.
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