Un verano trágico tras una treintena de derrumbes 'afortunados' en la década
Dos víctimas mortales, un hombre en Logroño el 25 de julio y una mujer esta semana en Calahorra, reabren una dramática lista cerrada desde 2015
Parque inmobiliario envejecido en la mayoría de los cascos antiguos de los municipios riojanos, daños estructurales por fenómenos meteorológicos, deficiencias desde la construcción, deterioro, ... falta de mantenimiento, inspección inexistente, ejecución de nuevas obras limítrofes... Los derrumbes son pieza habitual en la crónica de sucesos anual, aunque en la mayoría de las ocasiones, afortunadamente, solo ocupan unas líneas y, a lo sumo, una fotito.
De hecho, solo en la última década, en esta mismas páginas se han recogido más de una treintena de episodios, la mayor parte de ellos saldados con un susto tras derrumbes 'afortunados' en los que el desplome no provocó víctimas. Casi siempre ha sido así... Hasta este verano, donde dos de los cuatro siniestros de este tipo han resultado fatales: el pasado lunes, una mujer de 61 años perdía la vida al derrumbarse parte del tejado de la vivienda en la que residía, en la calle La Estrella de Calahorra; y un mes antes, el 25 de julio, un trabajador moría al desplomarse el edificio anexo a Adoratrices, en la logroñesa calle Juan XXII.
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La dramática lista regional de personas sepultadas al desplomarse parte de un edificio había permanecido inalterada desde hace ocho años, en concreto desde el 8 de julio de 2015, una jornada en la que la mala fortuna tiñó de luto la localidad de Albelda de Iregua. Aquel día, sobre las 21.45 horas, la caída de un trozo de fachada del edificio que alberga el hogar del jubilado del municipio y el bar de la asociación San Prudencia provocaba la muerte a un vecino de 62 años, Félix Zapata Bastida, 'El Cuco', cuando estaba sentado en la terraza del local hostelero junto a su esposa y otras personas.
Además de los dos dramáticos sucesos, este verano se han registrado otros dos desplomes en viviendas, ambos en Calahorra. El pasado 19 de agosto 11 vecinos de la calle San Andrés, en el casco antiguo de calagurritano, tenían que ser desalojados de sus domicilios como consecuencia del derrumbe de un inmueble; y unas semanas antes, el 12 de julio, se producía el desplome, sin heridos, del patio interior de una vivienda de la calle Bebricio.
El año pasado, la hemeroteca de sucesos también ofrece varios casos, incluso algunos en los que se rozó la tragedia. En octubre, el colegio de Villamediana tuvo que trasladar cinco clases por el desprendimiento de parte del techo de un almacén de limpieza, un siniestro que se produjo en horas no lectivas. La fortuna sí sonrió el 25 de julio de 2022 cuando la caída de una fachada arrastró un andamio que cayó de lleno sobre la calle y alcanzó un local y una vivienda, en María Teresa Gil de Gárate, junto a la Gran Vía logroñesa, a las diez de la mañana.
En abril de ese año, en concreto a medianoche del día 23, el hundimiento de varias bodegas y un corrimiento de tierras obligó al desalojo de una veintena de viviendas en el casco urbano de Autol. También el 9 de septiembre de 2021 los vecinos del número 2 de la calle Pilar Salarrullana de Logroño fueron desalojados tras la rotura de una viga y la caída de escombros en la tercera planta de un edificio de cuatro alturas, en un siniestro sin daños personales.
Las lista solo en los últimos diez años es extensa: Calahorra, Logroño, Lardero, Entrena, Ausejo, Casalarreina, Cervera, Navajún, Haro, Tudelilla, Cornago, Alfaro, Santo Domingo... Viviendas, cuartos, centros educativos y de ocio... Y también culturales e históricos, como el palacio de Inestrillas (junto a Aguilar del Río Alhama), que colapsó en enero de 2021; o la casa Bobadilla de Arnedo, el 6 de diciembre de 2019; y la Casa del Cuento, en Logroño, que se vino abajo en febrero de 2017.
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