Fricciones, paz y de nuevo el choque
Tras una década de desconfianza y litigios que parecía superada, la decisión de UNIR de impartir títulos presenciales solivianta a la UR
Con la vieja aspiración de una universidad ya cumplida, en 2009 La Rioja recibió con impulso institucional y recelo de la UR la llegada de ... un nuevo actor, que se presentaba con un innovador modelo de enseñanza y aspiraciones internacionales. UNIR se presentó como una empresa de educación que desde La Rioja iba a ofrecer titulaciones 'on line' por todo el mundo. El entonces rector del campus público, José María Martínez de Pisón, no auguraba un buen futuro para el proyecto. «Tendrá dificultades para encontrar un sitio en el mundo de las enseñanzas 'on line'», vaticinaba.
Se equivocó, porque UNIR no solo encontró su sitio, sino que creció y creció hasta convertirse en la quinta empresa de la región por facturación (más de 215 millones de euros) y la más empleadora. La virtualidad ha funcionado tan bien que ahora el objetivo de la empresa Proeduca es llegar más lejos explorando la presencialidad, un camino que permitiría en un futuro ofertar titulaciones en las que se exige este criterio, como Medicina, Enfermería...
Ese cambio de rumbo, que según defendió el rector José María Vázquez solo busca la equiparación con otros campus y «contribuir al crecimiento de la región», ha sido recibido como una puñalada por la espalda en la UR.
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Pese a que las sedes de UNIR y UR apenas distan un centenar de metros, no ha existido ninguna comunicación, por eso la UR habló de «una profunda decepción y un profundo malestar». Por eso y porque, tras más de una década de desencuentros, ambas instituciones se manejaban en una situación de coexistencia pacífica y equilibrio. Hasta que llegaron los comunicados de UNIR y del grupo parlamentario popular que han vuelto a abrir las heridas.
Heridas del pasado que los tribunales habían dirimido, como cuando en 2013 se condenó a UNIR a no volver a usar imágenes de la UR después de que una fotografía del rectorado apareciese colgada en su web, algo que el campus privado consideró un error y por lo que solicitó disculpas.
Más largo fue el pleito por la similitud de nombre y marcas, con casi una década de recorrido en los tribunales. Tras varias victorias de la UR (la Justicia europea llegó a prohibir el uso del logo de UNIR en otros estados) finalmente la balanza se decantó por Proeduca. El Supremo, en 2022, daba vía libre a la Universidad Internacional de La Rioja para usar el nombre de UNIR, lo que zanjaba cualquier disputa.
También se vivieron momentos de choque en 2017, con Julio Rubio como rector. Entonces la UR amagó con la ruptura de relaciones tras elaborar un memorial de agravios en el que el campus público justificaba que UNIR se beneficiaba de su prestigio. El grupo Proeduca no entraba en polémicas mientras avanzaba en facturación, alumnos y titulaciones (algunas de ellas coincidentes con las de la UR, lo que tampoco sentaba bien en Luis de Ulloa).
Pero esas fricciones parecían agua pasada con Juan Carlos Ayala en el rectorado, que hablaba abiertamente de «respeto institucional». Hasta el comunicado que aboca a nuevos enfrentamientos, aunque ahora no sean por el nombre, sino por el futuro de la educación superior en La Rioja, un futuro sobre el que deberá decidir el presidente regional y catedrático de la UR, Gonzalo Capellán. «El impacto sobre el ecosistema universitario puede ser grande. Puede reducir las posibilidades de una oferta pública ya que la mayoría de las titulaciones cuenta con un porcentaje elevado de prácticas en empresa. Los mismo ocurre en titulaciones del ámbito educativo o sanitario», explica Eva Sanz, vicerrectora de Ordenación Académica y Profesorado.
En el aire está la gran duda que sobrevuela el campus de Madre de Dios: ¿dónde se impartirán esos estudios presenciales? Desde la UR se señala que ellos no pueden responder a la pregunta pero que «la sede más natural es La Rioja». «En el resto de comunidades tendrían que pedir un permiso posterior», incide Sanz.
Dos tercios o un 0,2 de riojanos
No se sabe qué ocurrirá en un futuro, cuando tal vez cohabiten titulaciones públicas y privadas en dos campos vecinos, pero a día de hoy el alumnado riojano no enfrenta a ambas instituciones. El curso pasado en la UR estaban matriculados 4.619 alumnos de grados, máster y doctorado, de los que 3.068 (un 66%) eran riojanos. Mientras, en UNIR de sus más de 66.000 estudiantes, solo 134 (el 0,2%) lo eran.
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