«Las fiestas de El Redal son un foco de atracción y el vínculo de los hijos del pueblo se mantiene»

Los cuatro aseguran que el aumento de veraneantes se nota mucho desde mediados de julio y durante todo el mes de agosto.

También acude gente los fines de semana a lo largo del año, pero cada vez menos. En época estival la piscina es un aliciente que atrae a oriundos.

«Antes en fiestas no se podía ni andar por la calle, cosa que ahora no ocurre», comentan Eugenio y José Antonio: «De vernos cuatro por aquí a vernos veinte, siempre da alegría», añaden. «Las fiestas patronales, la fiesta del vino y la de la sidra suponen un foco de atracción y el vínculo de los hijos del pueblo se mantiene. La asociación El Redal en Movimiento organiza buena parte de las actividades y aquí se está muy bien», señalan Lurdes y Chechu.

Atendiendo la conversación está Aurora, en una silla de ruedas, y su hijo Pablo, en otro banco, también a la fresca. La mujer tiene 94 años y es la segunda con más edad, sólo la supera Cari, por un año y pico.

«Viene mucha gente de Logroño, que está cerca, a 30 kilómetros. En invierno hacen el laboreo de viñas, almendros u olivos, pero no duermen aquí. En verano sí. Conservan las casas de sus padres», indican Aurora y Pablo.

En El Redal hay dos bares y cuatro alojamientos rurales a los que llegan turistas no relacionados con la localidad y desde aquí se mueven a otros lugares.