Tomás Díaz y Jonathan Galindo posan juntos en un banco de la Glorieta del Doctor Zubía, de Logroño. Juan Marín

Tomás, Jonathan y un futuro construido desde Logroño

Nacidos en Colombia y Perú, respectivamente, ambos jóvenes han comenzado a andar un nuevo camino, personal y laboral, en tierras riojanas

Iñaki García

Logroño

Sábado, 16 de agosto 2025, 08:15

Tomás Díaz cumple 20 años dentro de poco. Después de estudiar ya está trabajando y dentro de pocos años se ve cursando una carrera para ... cumplir su deseo, el de convertirse en ingeniero. Jonathan Galindo, por su parte, tiene 22 años y ha conseguido un empleo en un restaurante. Vive con otros compañeros de edades similares a la suya y su anhelo pasa por tener una vida tranquila y con independencia económica. Ambos son una muestra de ese cada vez más numeroso grupo de jóvenes nacidos en el extranjero que ahora residen en La Rioja. Han encontrado en Logroño el inicio de un nuevo camino.

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Díaz es colombiano de nacimiento y llegó el 24 de diciembre de 2021 a La Rioja con su familia. «Teníamos otro familiar que vivía aquí ya y nos ayudó a conseguir un piso para vivir», recuerda. Tras aterrizar en Logroño, se puso a hacer los trámites necesarios y pronto empezó sus clases en un instituto. «No fue fácil porque las asignaturas no se pueden comparar a las de mi país y la forma de expresarse es muy diferente», relata. «Intentaba ponerme al día, pero era todo demasiado complicado», apostilla.

«Ya me siento un poquito de aquí, aunque las raíces nunca se pierden»

Tomás Díaz

Colombiano residente en Logroño

De ahí, paso a estudiar un curso de Formación Profesional, que se sacó mientras compaginaba los estudios con un empleo, y ahora, ya con el NIE en regla, está trabajando en un hipermercado para la puesta a punto de los pedidos 'on line'. «Estoy muy bien», afirma sonriente.

Galindo, mientras, es peruano y acabó en Logroño porque también tenía familia aquí. Durante este tiempo se ha apoyado en asociaciones para ir armando su recorrido y también se ha formado y ha encontrado un empleo. Así, y aunque el joven no lleva demasiado tiempo en la región, de momento valora como positiva la experiencia y lo que se ha encontrado desde su aterrizaje. «La gente es tranquila y amigable; me gusta mucho La Rioja», sentencia.

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Ese carácter de la gente local les ha ayudado mucho en la adaptación a una nueva ciudad en la que acumulan retos muy similares a los de cualquier otro joven. A esos, Díaz suma uno más derivado de llegar de un país diferente. «Yo añadiría todo lo que tiene que ver con el conocimiento; necesitas un tiempo para conocer a fondo aspectos como la cultura de un lugar y creo que eso es lo más complicado del proceso de adaptación», analiza el colombiano.

«En general, las personas son muy amables y eso es algo que me sorprendió, para bien, cuando llegué»

Jonathan Galindo

Peruano residente en Logroño

Por fortuna, ninguno de los dos se ha topado, al menos hasta la fecha, con episodios de racismo durante el tiempo que llevan residiendo en la comunidad autónoma. Ambos se han sentido, de hecho, bien acogidos por la sociedad riojana. «Es cierto que buena parte de mi círculo es latino también, pero en el barrio en el que vivo hay, por ejemplo, un bar en el que nos juntamos gente de todas las nacionalidades con españoles y no hay ningún problema», relata Díaz. «En general, todas las personas son muy amables y eso es algo que también me sorprendió, para bien, cuando llegué», añade Galindo.

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Tanto el colombiano como el peruano destacan el papel que ha jugado la Fundación Pioneros durante los primeros pasos de este nuevo camino en otro país diferente al propio y en el que están construyendo su futuro. Díaz, por ejemplo, lo tiene muy claro. «Quiero sacarme un grado superior de FP para después ir a la universidad y ser ingeniero», incide. «Sé que va a ser difícil, pero se puede conseguir y si finalmente lo logro será algo muy bonito», certifica.

A la espera de lo que el futuro les depare, ninguno lamenta haber acabado en La Rioja. «No me arrepiento porque creo que Logroño es un buen sitio para vivir y, si lo comparas con otros lugares, es incluso más barato», opina Díaz. «Ya me siento un poquito de aquí, aunque las raíces nunca se pierden», concluye el residente en la capital riojana.

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