El tibio incremento de la inversión en La Rioja no frena la caída del número de investigadores
Pese a la recuperación experimentada en el 2017, el gasto en I+D+i sigue estando muy por debajo de los niveles precrisis
A estas alturas nadie duda de que la investigación es la base del desarrollo de un país. Sin investigación no hay progreso, pero sin ... inversión no es posible la investigación y ésta, la económica, es la pata que más cojea porque los resultados del trabajo no son inmediatos y provoca ciertos recelos a la hora de invertir. «Si vas por un camino y te topas con una pared tienes que seguir por otro». Así ilustra el proceso de investigación Regina Laorden, fundadora junto a su marido de la empresa JMP Ingenieros, uno de los pocos centros tecnológicos de España, ubicado en Sotés, dedicado a la innovación tanto de producto propio como para otras firmas.
En La Rioja, según los últimos datos recogidos por el INE relativos al 2017, ese año las instituciones públicas y privadas pusieron sobre la mesa algo más de 74 millones de euros en diferentes proyectos, el 9% más que un año antes, cuando se invirtieron 67,3 millones.
A diferencia de lo que podría parecer lógico -es decir, que a más inversión mayor es el número de investigadores- la cifra de profesionales en el sector ha caído de 909 en el 2016 a los 806 que había a cierre del año siguiente, es decir, cien menos que un año antes, lo que representa una caída del 11,3% y todo ello pese a que la inversión ha cobrado algo de peso.
Si se analiza la evolución económica y de personal de los últimos nueve años, pocas veces ha tenido relación el montante destinado a inversión con el número de investigadores. El 2009, el año en el que más dinero se gastó en el sector -más de 85 millones de euros-, no hubo correlación con el número de profesionales porque, siempre según la misma fuente, había 767 investigadores.
A partir de ese año -tal como se puede ver en el gráfico de la siguiente página- el gasto empezó a descender en picado hasta estar por debajo de los 62 millones de euros en el peor año de la crisis económica, el 2013. Aún así ese año hubo 799 investigadores, más que en el 2009. Las tablas estadísticas no dejan duda de que al menos en La Rioja no existe relación de proporcionalidad directa entre el personal dedicado a la investigación con el gasto en este capítulo.
«La propia administración debería ser lanzadera de muchos productos que van a salir al mercado»
Regina Laorden Propietaria de JMP Ingenieros
Del análisis de los datos también se desprende que el grueso de la inversión en investigación viene de la mano de la empresa privada. En el 2017, más de la mitad del gasto, en concreto 38,3 millones de euros, lo hizo la empresa privada, aunque este sector no fue el que más profesionales aglutinó (204). El siguiente sector que más dinero destinó a investigación ese año fue el de la enseñanza superior. Con un gasto de 19,8 millones de euros en I+D+i ocupa el segundo puesto del ranking por inversión, pero se sitúa a la cabeza en cuanto a personal investigador con 440 profesionales. El tercer puesto tanto por gasto como por investigadores lo ocupa la administración pública, que invirtió 15,9 millones en este apartado y empleó a 160 profesionales. La implicación de las llamadas Instituciones Privadas sin Fin de Lucro (IPSFL) es apenas simbólica, con unos 34.000 euros de inversión.
La UR es uno de los buques insignia de la investigación en esta región. Los datos no dejan lugar a dudas. De acuerdo con las cifras aportadas por la vicerrectora Belén Ayestarán, en los 27 años de vida de la institución se han formado 600 doctores y a día de hoy 393 personas están dedicadas a tiempo completo a la investigación. Esta infraestructura investigadora mueve 15,4 millones de euros y los gastos dedicados a este capítulo han crecido el 15% del 2009 al 2018 en personal. «Nuestra apuesta es dinero invertido en personas para que se dediquen a tiempo completo a investigación, pero tenemos el equipamiento obsoleto, deberíamos invertir en material y fungibles, pero no llegamos», precisa. Una de cal y otra de arena para un campus que como reconoce su vicerrectora ha pasado momentos «duros», pero, con trabajo, la investigación ha logrado recuperar los niveles precrisis.
En JMP Ingenieros la investigación es su materia prima y Regina Laorden es, junto a su marido, Eduardo Remírez, la propietaria de esta firma dedicada a ofrecer soluciones tecnológicas a todos los sectores: aeronáutica y espacio, electrónica, administraciones públicas, emergencias, agricultura, energías renovables, restauración y alimentación. «Nos dedicamos a investigar tanto para producto propio como para producto de terceros», explica para lamentar a renglón seguido ciertos «cambios» en la política europea. «Hasta ahora estaban llegando con cierta facilidad -se refiere a la financiación para determinados proyectos- y ahora últimamente está habiendo ciertas cosas...». Explica que recientemente obtuvieron la máxima puntuación que se ha visto en un proyecto europeo (14,81 de los 15 puntos posibles) y «no hemos obtenido financiación».
El batacazo de la decisión europea no ha frenado la buena marcha del proyecto que ahora tiene entre sus manos JMP Ingenieros pero sí ha frenado su desarrollo y «continuamos a un ritmo distinto, buscando financiación privada», pero «pasa lo de siempre, facturan menos e invierten menos, es la pescadilla que se muerde la cola», apunta.
A su juicio, la recuperación no ha llegado por igual al terreno de la investigación, ni lo que sale de Europa ni de La Rioja. Sí ha habido mejoría a nivel nacional. Sea como fuere la investigación es fundamental porque «los tiempos, a nivel mundial, corren demasiado. Antes sacabas un producto y podías invertir en hacer modificaciones, ahora el producto es muy variable. El mundo cambia muy rápido, demasiado rápido».
La Rioja, en ese aspecto, «está muy flojita, tanto los fondos de la administración como los de las empresas». En su opinión, la propia administración «debería hacer de lanzadera de muchos productos que van a salir al mercado». Algo que ya hacen en Estados Unidos, donde el gobierno «compra nuevas tecnologías, invierten y se desarrollan y luego salen al mercado», detalla Regina Laorden.
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