Ni una seta en el monte: arranca la peor temporada en 20 años
«No veíamos nada igual ni peor desde 2003», confiesa el presidente de Verpa Antonio Ezquerro, aunque el micólogo Carmelo Úbeda señala que la situación «puede cambiar en quince días»
Una de las mejores temporadas de setas de los últimos años, la de 2024, puede dar paso a una de las peores, la del ... otoño actual. La fuerte y larga ola de calor del pasado agosto y las escasas lluvias de las últimas semanas no han propiciado que el campo se humedezca lo suficiente para que crezcan los hongos, así que los comunes boletus y níscalos se han convertido en una auténtica rareza.
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Antonio Ezquerro, presidente del Grupo Cultural Micológico Verpa de Logroño, señala que el caluroso verano ha provocado una temporada infructuosa en cuanto a setas. «Nosotros salimos todas las semanas, durante todo el año, y hemos buscado por todas partes, en humedales de altura, turberas, en lugares donde nunca fallan, y no hemos encontrado casi nada, y eso que la primavera y el invierno fueron lluviosos», explica Antonio Ezquerro. Más que el calor de agosto, afecta la escasa lluvia de septiembre. No se han producido las habituales tormentas que favorecían el crecimiento de las setas y, de momento, en toda La Rioja hay sequía micológica.
«Nos ha sorprendido porque nos movemos por toda La Rioja y está todo igual: zonas prolíficas como Lumbreras, Villoslada, Ortigosa... Ya sabemos que sufrimos un cambio climático pero nos ha frustrado. Desde al menos 2003 no veíamos nada igual ni peor. Ha habido años duros pero es que este año, quitando perrechicos y marzuelos en primavera, hemos visto muy poco», reconoce el presidente de Verpa. Y es que, salvo las comunes y poco preciadas setas de chopo, poco más se ve ahora mismo en los bosques riojanos.
Tipos de setas
Hongo blanco
Seta de chopo
Boletus
Seta fina
Pardilla
Níscalo
Pie azul
Cabo azul
Senderuela
Seta de cardo
Anguilera
Negrilla
En Moncalvillo ha sido donde, de momento, más ha llovido en lo que llevamos de mes en La Rioja, 20,3 litros por metro cuadrado, seguido de Ezcaray, con 20, y Anguiano, con 19,9. En 2024 Moncalvillo alcanzó los 74,7 litros, Ezcaray los 53 y Anguiano los 58,3, aunque el año pasado donde más llovió en septiembre fue en Nájera con casi 100 litros, seguido de Torrecilla, con 78,7, y este año estas dos localidades ostentan algunos de los peores registros actuales de la región con 0,8 y 3,9 litros, respectivamente.
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Moncalvillo suele actuar de termómetro para la temporada por la gran cantidad de boletus que ofrece en sus distintos términos municipales (Viguera, Sojuela, Sorzano, Daroca, Castroviejo...). «La gente sale porque es el momento y quieren ser los primeros», señala Ezquerro. Sin embargo, para el próximo miércoles, primer día de la semana en el que se conceden permisos (6 euros por persona con un límite de recolección de 6 kilos por día), todavía hay plazas libres, cuando otros años no solo se copan, es que la cima de El Serradero amanece como si fuera el aparcamiento de Valbuena en Logroño. Sucede lo mismo en Sierra de Cebollera (5 euros y 6 kilos por persona y día), El Rasillo (5 euros y 6 kilos), Nieva de Cameros (5 euros y 5 kilos) y Viniegra de Arriba (10 euros y 10 kilos), en todas partes hay plazas libres los primeros días de la semana, que es cuando el bosque se regenera tras unas jornadas de descanso en la recolección. Torrecilla en Cmeros y Nestares limitan la recogida de setas solo a empadronados. Otros municipios, como Castroviejo, no ponen límite.
Claro que la situación es reversible y la llegada a la Península Ibérica del huracán Grabielle, convertido ya en borrasca, podría ayudar. «Si llueve habría que esperar un mes», advierte Ezquerro. Y a eso se aferran los micólogos porque, hasta ahora, ver senderuelas o níscalos es como encontrar un Rolex en el bosque. Y no es un chiste. «No hemos visto un boletus en todo el año. Al final siempre se arregla pero este año no sabemos», explica el presidente de Verpa.
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El ritmo de la naturaleza
La situación es generalizada en las principales zonas seteras de La Rioja, desde el valle del Iregua al del Oja. Lo confirma Carmelo Úbeda, organizador de las Jornadas Micológicas de Ezcaray y autor del libro 'Setas del Alto Oja'. «En estos momentos la situación es problemática porque no hay señal de que vaya a haber nada. Ni hay humedad en superficie, en los 15 o 20 centímetros que necesitan los micelios para que nazcan las setas, que no deja de ser un fruto. Necesitamos bastante agua para que fructifiquen. Tiene que haber un choque térmico para que haya setas», describe Carmelo Úbeda.
No todo está perdido, puede ser solo cuestión de tiempo. El primer elemento, el calor, ya se dio, ahora falta la lluvia. «Yo soy optimista. La naturaleza tiene sus ritmos, sus procesos. Ahora mismo hay mucha dificultad y tardarán más pero habrá setas», confía Úbeda. En el Alto Oja apenas se han visto algunas 'russulas' en hayedos sombríos y poco más, lo que no es habitual. «Ezcaray es una maravilla en cuanto a especies porque, durante la reforestación del valle, se plantaron muchas especies de árboles, sobre todo pinos pero también hayas, robles y hasta encinas, y lo mismo hay bosques que praderas y pastizales en altura, por lo que hay mucha variedad de bosques y eso propicia la riqueza micológica», explica Úbeda.
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Precavido, el micólogo ezcarayense no se atreve a juzgar aún esta temporada como mala, tal vez acabe por ser solo tardía. «La situación es un problema, de momento, pero en quince días puedes cambiar el panorama. Si hay lluvia fuerte, la temperatura ideal y humedad, todo puede cambiar», expone Úbeda.
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