San Millán, el lugar de las Glosas
Recuperar el patrimonio que custodia la Academia es para La Rioja una reivindicación histórica, cultural e identitaria
Desde San Millán de la Cogolla se divisan las cimas todavía blancas de la sierra de La Demanda. No hay nada más alto en La ... Rioja que esas montañas, su techo geográfico, ni nada más destacado en el mundo que los monasterios de Suso y Yuso, Patrimonio de la Humanidad. La biblioteca de este último, el de abajo, considerada entre las mejores de la España monasterial, es el corazón de todo. Pero le falta algo vital: le faltan las Glosas.
Publicidad
La devolución de las Glosas Emilianenses es una reivindicación histórica de La Rioja que han defendido ante la Real Academia de la Historia, su poseedora desde 1851, casi todos los gobiernos desde que existe como Comunidad Autónoma. Es también una reivindicación cultural que trasciende de las instituciones, pues fue un colectivo ciudadano, Amigos de La Rioja, el primero en plantearla en 1978, y desde entonces muchas otras voces se han sumado a la petición. Y esto ocurre porque, en definitiva, para una tierra que presume de ser 'cuna del castellano', aun sabiendo que las lenguas no nacen en un sitio concreto ni en un momento determinado, recuperar las Glosas es una cuestión identitaria.
Como afirma Javier García Turza, profesor de Historia Medieval de la UR, «solo se podrá rematar esa parte de la entidad riojana centrada en la lengua cuando consigamos ver las Glosas en La Rioja, labor difícil, pero, como lo son otras, también pertinente y que hay que acometer».
«Solo se podrá rematar esa parte de la entidad riojana cuando se vean las Glosas en La Rioja», afirma Javier García Turza
La reivindicación histórica
Las Glosas Emilianenses son anotaciones marginales o interlineales escritas en códices por monjes copistas del scriptorium de San Millán de Suso (el de arriba). Las más valiosas son las del Códice 60, en concreto la número 89, datada hacia el año 992, en la que se aprecia un primer romance altorriojano que se considera el texto escrito más antiguo identificable como castellano incipiente.
Publicidad
Durante casi nueve siglos los Códices Emilianenses fueron conservados por los benedictinos en la biblioteca del monasterio de Yuso (el de abajo), pero en el siglo XIX fueron sacados de allí. Tradicionalmente se ha creído que fue en 1821, por orden del Gobierno durante la desamortización del Trienio Liberal, y que primero fueron llevados a Burgos. Ahora, una nueva hipótesis de García Turza sostiene que fueron tomados del monasterio en 1851 sin orden gubernativa alguna y de forma ilegal y que fueron llevados directamente a Madrid, a la Academia. Hasta 1921 no serían descubiertas las glosas y su valor filológico.
El Códice 60, junto con otros casi setenta procedentes de San Millán, se guarda actualmente allí, en una cámara acorazada. Únicamente investigadores muy acreditados tienen acceso a él y solo se ha expuesto públicamente en una muestra de tesoros de la Academia en el Palacio Real en 2001.
Publicidad
Noticia relacionada
Pascual de Gayangos, cazador de códices
«El sitio de las Glosas es el monasterio de Yuso, que es donde han estado durante siglos», dice el prior, José Ramón Pérez
La Rioja lleva casi medio siglo solicitando su devolución. En 1978, al año siguiente de celebrarse en Yuso el Milenario de la Lengua, la asociación Amigos de La Rioja, muy activa en el proceso autonomista, hizo la primera petición. No obstante, fuentes como el escritor y divulgador Ignacio Achútegui hablan de otras tres demandas expuestas desde 1945.
«En mi modesta opinión –afirma–, salieran de San Millán en 1821 o en 1851, fue contra la voluntad de los monjes que habitaban el monasterio. Las Glosas son riojanas por su origen y por la lengua en la que fueron escritas. Son riojanas y deben volver a San Millán, de donde nunca debieron ser incautadas».
Publicidad
Sin embargo, la RAH, dependiente del Gobierno de España, se ha negado desde el primer momento por razones de seguridad y conservación de un patrimonio tan valioso y tan frágil. Sus argumentos, justificando la legitimidad de su adquisición y su custodia, apenas han cambiado en este tiempo. Por el contrario, sí han cambiado los monasterios y hoy nadie discutiría que reúnen las condiciones necesarias para volver a atesorar sus códices.
No era así en 1990, cuando el Gobierno autonómico del socialista José Ignacio Pérez Sáenz dio el primer paso oficial en el camino de la recuperación de las Glosas. Pero años más tarde, en 1997, con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y tras la restauración a que fueron sometidos Suso y Yuso, la situación se volvió muy diferente.
Publicidad
En 1998 se constituyó la Fundación San Millán para velar por su mantenimiento y desde entonces los monasterios no han dejado de ser un centro de cultura y de visita con valor universal. «La Fundación –indica Almudena Martínez, su coordinadora– cumple con su objetivo de investigar, documentar y difundir los orígenes del español».
Con ese impulso erudito, el Gobierno presidido por el 'popular' Pedro Sanz volvió a reclamar las Glosas en 2006, coincidiendo con la polémica de los 'papeles de Salamanca' que Cataluña exigió y sí consiguió recuperar. La Rioja, en cambio, recibió una nueva negativa del Gobierno español y la RAH.
Noticia Patrocinada
En 2009 se pidió al menos la cesión en depósito temporal. Y en 2017, al cumplirse veinte años de la declaración, el Gobierno riojano presidido por el 'popular' José Ignacio Ceniceros hizo un nuevo intento. El único Gobierno que no hizo nada al respecto fue el de la socialista Concha Andreu.
Ahora, el Gobierno de Gonzalo Capellán proyecta una gran exposición sobre San Millán y los orígenes de la lengua para 2026 y quiere contar con el Códice 60 y las Glosas Emilianenses como pieza estrella. La Academia de la Historia, presidida por Carmen Iglesias, sigue negándose a ceder el original y únicamente ha permitido la elaboración de una edición facsímil, de gran calidad pero que no deja de ser una copia.
Publicidad
«Debe volver a su casa»
A día de hoy, el Gobierno de La Rioja confía en que la nueva vía abierta por García Turza sobre la supuesta salida «ilegal» de los códices mueva de su enrocamiento a la Academia. Y solo como último recurso ante una institución que se sobreentiende dialogante, no descarta acciones legales.
En todo caso, este nuevo intento de recobrar las Glosas ha despertado en La Rioja un anhelo antiguo que no solo obedece a los intereses de los gobiernos de turno, sino a un verdadero sentir cultural, si no popular, detrás de esta reivindicación histórica. Varias instituciones y particulares lo expresan como una deuda de región y sienten que ha llegado el momento de subsanarla.
Publicidad
«El sitio de las Glosas es el monasterio de Yuso, que es donde han estado durante siglos –afirma José Ramón Pérez, prior de la congregación de agustinos recoletos que lo habita–. En Suso fueron escritas y aquí en Yuso se preservaron gracias a la labor de los monjes. El Códice 60 está muy unido a la historia del monasterio y muy vinculado con nuestro ser de riojanos. Debe volver a su casa».
San Millán, como recuerda Claudio García Turza, director del instituto Cilengua y uno de los mayores estudiosos de los Códices Emilianenses, «fue en su día un símbolo de enseñanza, de transmitir saberes, y ese mismo símbolo es el que debemos forjar hoy en torno a las Glosas, difundiendo su significado y su valor». Por eso sería bueno poder tenerlas de vuelta en San Millán, en su lugar.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión