Marcha a Hoyos: regreso a lo alto del Castillo de Vinuesa
La XXX Marcha a Hoyos de Iregua reúne a 400 inscritos en un recorrido de 32,5 kilómetros por el parque natural Sierra de Cebollera
Una caravana de vehículos serpentea por la N-111 en el Alto Iregua durante la madrugada del domingo. Es una noche desapacible, de lluvia fina ... e incómoda pero necesaria para que crezcan las setas que aún no han aparecido este otoño. Las luces rojas de los coches parecen ojos de murciélagos en una oscura cueva. El día empieza a despuntar al adentrarse en la Sierra de Cebollera. En Villoslada, al amanecer, se da la salida a la XXX Marcha a Hoyos de Iregua organizada por Fundación Caja Rioja con la colaboración de la Sociedad de Montaña Sherpa y que, con 400 inscritos, repitió su primer recorrido con la ascensión al Castillo de Vinuesa (2.040 metros) por el sendero de La Blanca, los collados del Águila y La Eña para descender por la laguna de Buey, el alto de San Vicente y La Holleja. En total, 32,5 kilómetros y más de 1.300 metros de desnivel positivo. El primero en completar la marcha llegó a las 12.10 horas.
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Félix y Saúl, dos amigos de Alberite, tomaron la cabeza de la marcha en los primeros kilómetros, caminando a un ritmo muy ágil. «Esto es una tradición ya. Conocemos el entorno, es un recorrido clásico, vuelve a los Hoyos de Iregua», expusieron. Bien abrigados por la lluvia inicial, los alberitenses eran conscientes de que pronto les sobraría la ropa, «sobre todo en las subidas».
«Llevaba bastantes años sin hacerla y como el recorrido es el mismo que el del primer año, pensé que esta era la mía»
Sandra Alesanco
Participante logroñesa
Al paso de los caminantes mugían las vacas como si fuera su saludo y también huían los ciervos que abrevaban en el río Iregua y se hacían oír pero no ver por sus fuertes pisadas. El paisaje comienza a ser otoñal y la niebla cubre las cimas más someras. Conforme avance la mañana el cielo se despejará y la sierra pasará de ser un cuadro impresionista a casi un bodegón en el que explotan los colores.
«Siempre la hago solo y es un paseo muy agradable. Como son tantos kilómetros, hay tramos que haces solo, otros con gente...»
Sergio Martínez
Participante logroñés
Para disfrutar de la naturaleza del parque natural Sierra Cebollera en solitario participó el logroñés Sergio Martínez, para quien era su sexta marcha. «Vengo cuando tengo tiempo, aunque siempre está en mente», reconocía Sergio. La primera edición no la hizo porque «yo era muy pequeño» pero le llamó la atención la ruta del aniversario, que no había realizado hasta ahora. «Siempre la hago solo y es un paseo muy agradable. Como son tantos kilómetros, hay tramos que haces solo, otros con gente...», reconocía Sergio. Bien equipado, con chubasquero, bastones y mochila, era consciente de que conforme avanzase la mañana se desprendería de los abrigos.
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Los avituallamientos
Sandra Alesanco y Ramón Peso, dos amigos logroñeses, realizaron su tercera marcha. «Llevaba bastantes años sin hacerla y esta vez, como el recorrido es el mismo que el del primer año, pensé que esta era la mía», admitió ella. «Era súper bonito, precioso, y no me pareció duro, aunque también tenía 20 años...», confesó Sandra. Ramón, en cambio, ni siquiera conocía bien el trazado. «No me he fijado en nada especial, vengo a la aventura, con la ilusión de hacer la primera edición... un poco más tarde», expuso. Y aunque la mañana no invitaba a mucho más que encender una hoguera con leña y desayunar un buen café, ellos subrayaron que «la pereza hay que dejarla en casa, aunque haga frío, cuando empiezas a andar sobra todo».
En grupo acudieron Mikel, Ander, Javi, Aitor e Iñaki, un grupo de amigos de Bilbao, habituales de la marcha. «No faltamos, aunque no estuvimos el primer año y sí en el tercero. La conocimos hace veintitantos años por una revista, venimos, probamos y nos encantó porque está muy bien organizada, hay muy buen ambiente y la zona es preciosa», recordó Iñaki. «Y la lluvia no es problema, son peores las cuestas», bromeó Aitor. También entre amigos participaron los logroñeses Teresa, Eric, Andrea, Celia y Sira, para la mayoría la primera vez. «Nos la recomendó un amigo que vino hace tres años y le gustó mucho. Tenemos entendido que es dura pero venimos equipados y con actitud, venimos a tope a pasarlo bien y disfrutar», explicaron con buen humor. Y en cuanto al recorrido, tenían claro los puntos de interés: «Hemos repasado los avituallamientos».
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